POR MA R I N A C E R E N I QU E
Con una artística decoración en su
frente, en la que se ven forzudos levantando pesas, trapecistas y equilibristas
y un gran cartel por encima en letras algo desteñidas pero celestes y blancas, podemos
encontrar este llamativo local sobre la calle Chile, más precisamente al 1584.
Es el Circo Criollo de los hermanos Videla, que acompaña la actividad cultural
de nuestro barrio desde 1998, en lo que anteriormente era una cancha de paddle.
Pudimos conversar con uno de ellos, profesor
y responsable del lugar, Jorge. El Circo es un espacio independiente, de
interés general y artístico, nos cuenta. Mientras descubrimos un lugar muy
amplio y de gran altura. En el que se observan colchonetas, sogas, trapecios,
argollas. Chicos de distintas edades que entran y salen. Otros, que llevan a
cabo sus prácticas. En el Circo Criollo se realizan distintos seminarios,
clases y talleres. Entrenamiento en tela, trapecio, cintas y flexibilidad.
Tratamos de que sea un lugar de
inserción para que los chicos, logren sentir una pertenencia en el cual llevar
a cabo las actividades que tanto los apasiona y así evitar que las realicen solos
en sus casas o en la calle.
En sus 28 años en Montserrat, se han
llevado a cabo innumerables eventos y actividades.
Anualmente realizan espectáculos en los
que participan los alumnos y los profesores que entrenan en el Circo y asisten
a disfrutar de ellos la gente del barrio. Es un lugar de encuentro, lleno de
posibilidades en el cada uno puede superar sus propios límites y meterse en el
mundo del circo.
Jorge destaca que una de las cualidades
que más les gusta del barrio es su tranquilidad, ya que les permite desarrollar
sus actividades sin ningún tipo de problema y mantener una relación armoniosa
con los vecinos.
Más allá de los años y la experiencia este
trabajo cuenta con el esfuerzo y el amor que tienen todos los que participan
y cooperan para que el Circo Criollo sea cada vez mejor y lo puedan disfrutar más
personas.
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