jueves, 26 de marzo de 2020

Realidad y coronavirus


EDITORIAL
Realidad y coronavirus (La tapa que tapa la tapa).

por Andrés Respeño.


Tenemos que cuidarnos del coronavirus, así como también del dengue y del  sarampión.
Respecto al dengue sabemos que tenemos que descacharrar -o sea quitar los cacharros en donde se acumula agua para que el mosquito no deposite sus huevos allí-, utilizar repelentes y sumado a esto, una adecuada fumigación por parte de las autoridades competentes. En lo que respecta al sarampión, simplemente debemos vacunarnos.

Sin embargo, sobre el coronavirus (COVID-19) todavía no tenemos una idea acabada de cómo combatirlo, principalmente porque la cepa del virus es nueva y todavía se conoce poco de ella. De todas maneras, el hoy Ministerio de Salud está brindando una tarea comunicacional y sanitaria de prevención que, a juzgar por un grupo importante de infectólogos, entre ellos el reconocido Dr. Pedro Cahn, es la correcta.

Desde El Tambor, aconsejamos a nuestros lectores a seguir algunos tips que publicamos en una de las notas de este número. Más allá de nuestro humilde aporte comunitario, advertimos que, a partir de esta pandemia, en los medios de comunicación masivos abunda una tendencia a inundar de datos que no siempre son certeros. Noticias, reportajes, opiniones, y hasta chismes varios, ocupan todo sobre todo el espacio televisivo y se dan en el marco de una pelea mediática por atraer audiencia sin medir consecuencias, dando como resultado una gran desinformación.

Es así que pudimos ver en las pantallas a científicos de renombre cuestionados por periodistas desde un dudoso sentido común; o a un notero esperando pasajeros recién arribados con un ridículo barbijo cuando es sabido que la utilización del barbijo no es de uso recomendable si no se está infectado. Evidentemente, el coronavirus es la mejor y más barata película de terror mezclada con cine catástrofe que usufructúan hoy algunos medios de comunicación.

Pero no solo esta mezquindad se da en estos medios. En el anuncio del pasado 11 de marzo sobre las nuevas medidas para combatir el coronavirus, el jefe de gobierno de la Ciudad, en ningún momento del extenso anuncio ni en la posterior conferencia de prensa, mencionó estar en contacto con autoridades sanitarias nacionales, como si los límites de la pandemia se extinguieran al cruzar La General Paz. Por suerte a los pocos días, tranquilizó verlo en Olivos junto al Presidente y al Gobernador de Buenos Aires anunciando las nuevas medidas y al lunes siguiente, nombrar en dos oportunidades que se está trabajando en conjunto con el gobierno nacional.

Otro caso paradigmático es el de Donald Trump, que primero minimizó el riesgo, luego tomó la arbitraria medida de cerrar sus fronteras por treinta días a los vuelos que llegan desde Europa, y por último catalogó al COVID-19 como un “virus chino”, vía Twitter. Lo que da a preguntarse en una primera lectura si esta prevención fue de índole sanitaria, económica o ideológica.

Sobre el origen del virus no podríamos especular. Pero sí podemos pensar en las consecuencias de su expansión. Sabemos que puede ser letal, a la vez que nos damos cuenta de los estragos que causa en algunos países, aquellos que cuentan con grandes deficiencias sanitarias y hasta incluso, algunos que entregaron la responsabilidad sanitaria de la población al tan mentado mercado.

Por tales motivos es conveniente estar atentos, agudizar nuestra mirada, dar crédito a lo que vemos y no a lo que nos quieren mostrar. Es tranquilizador que el  presidente de la Nación esté al mando de todas las medidas que se están tomando y que revisten elogios en el exterior. La merma de circulación de las personas es la columna vertebral de la lucha que entre todos tenemos que dar.

Mientras tanto, en Montserrat han disminuido las personas en situación de calle, y en las panaderías no se ven las colas para recibir el pan que sobró del día. La aparición de la tarjeta alimentaria y la gratuidad de 170 medicamentos para los jubilados de Pami - que son un segmento importante de la población en riesgo -, son logros que inciden en esta realidad. Medidas que, desgraciadamente, no tienen la difusión correspondiente al beneficio que vinieron  a traer.  El BAP (Buenos Aires Presente) también está trabajando a dos manos. Nobleza obliga, a pesar de las deficiencias históricas, pareciera que la situación ha generado que se esté a la altura de las circunstancias. Veremos con el correr de los días.

No minimizamos la pandemia, más bien, todo lo contrario. Debemos prevenir antes que curar y hacer caso a las recomendaciones oficiales: recuperar lazos de solidaridad en este momento es esencial para que la situación se pueda llevar de la mejor manera posible. Sin embargo, notamos que todavía hay quienes tienen la intención de hacer pasar esta situación como lo único relevante. Tal es así, que muy poco se habla de la alarmante cantidad de casos de dengue en toda la Argentina y en particular en la Ciudad de Buenos Aires. Y esto nos recuerda aquella publicidad de un diario argentino: “La realidad se puede tapar o se puede hacer tapa”.   

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