INTERÉS GENERAL
Espacios Verdes -o falta de- en el barrio
por Martina
Laura Vazquez Miranda
Los espacios
verdes en las ciudades cumplen con funciones ambientales vitales, tales como la
reducción del efecto isla de calor urbano, la absorción de contaminantes
atmosféricos y purificación del aire. También, la absorción de agua de lluvia
para mitigar inundaciones y la reducción de contaminación acústica. Sin
embargo, la pandemia dejó en evidencia otro rol fundamental: la posibilidad de
sociabilizar protegiendo la salud de la ciudadanía y permitiendo el
distanciamiento social. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ciudad más
densamente poblada en nuestro país, actualmente no cumple con las
recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud en cuánto a cantidad de
espacios verdes por habitante, mostrando en estadística oficial la existencia
de 6 metros cuadrados por habitante, comparado al mínimo de 10 a 15m2 . Y, si
bien la Comuna 1 posee la mayor cantidad de espacios verdes en la ciudad debido
a la Reserva Costanera Sur, alrededor de 18 m2 por habitante, otra variable
para tener en cuenta es cómo esos metros cuadrados están distribuidos en la
comuna.
En nuestro
barrio de Monserrat, por ejemplo, podemos vislumbrar sólo 4 extensiones de
parques y plazas con suficiente cobertura vegetal (Parque Colón, Plaza de 25 de
Mayo, Plaza del Congreso, Plaza de las Armas Ejército Argentino y Plaza Agustín
P. Justo). Es también menester señalar que los cálculos de espacios verdes en
la ciudad también incluyen Plazoletas (como las Plazoletas Rodolfo Walsh,
Ricardo Tanturi, Joaquín S. de Anchorena y 11 de junio de 1580), Canteros (como
aquellos ubicados rodeando el Metrobús) y plazas secas (Plaza Defensa, Plaza
Monserrat y Plaza Mariano Moreno), los cuales por sus características y falta
de cobertura vegetal no cumplen con las funciones ambientales ni sociales
atribuidas normalmente a los espacios verdes. Si contrastamos la distribución
de riqueza en la comuna con la concentración de espacios verdes, podemos ver un
patrón: la inequidad social y ambiental van de la mano, el acceso a espacios
verdes está íntimamente relacionada con la distribución de riqueza.
Esta realidad
sólo empeora con las nuevas modificaciones al Código de Edificación y Código de
Planeamiento Urbano de la Ciudad. Ya se vislumbran numerosos desarrollos
inmobiliarios en el barrio que sólo suman metros cuadrados de construcción y
densidad poblacional al barrio, disminuyendo aún más la cantidad de espacio
verde para cada habitante. Esto sigue la línea de la política de suelo-o
política inmobiliaria, mejor dicho-del gobierno porteño: densificación de la
construcción, avanzando sobre el espacio aéreo de los centros de manzana, la
privatización de espacios públicos y la disminución de los ambientes habitables.
La Ciudad de
Buenos Aires vive procesos de transformación que hoy en día ponen en juego y
contradicen los mismos principios establecidos en su Plan Urbano Ambiental, una
ciudad integrada, policéntrica, saludable y diversa no podrá ser nunca
compatible con el negocio inmobiliario de Larreta.
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