domingo, 26 de febrero de 2023

Siempre volverá

 EDITORIAL

Siempre volverá.

Por Martín Ciraolo

    Foto: Centro Murga La Gloriosa de Boedo

“30 días trae septiembre, con abril, junio y noviembre; de 28 solo hay uno, los demás de 31”, reza el dicho. Veintiocho días, qué mes corto. Corto, pero con fuerza. Venimos de un enero donde las estelas del campeonato del mundo logrado por Messi y compañía todavía flotaban en la atmósfera. La ola de calor con picos de casi 40 grados mermó la presencia de gente en las calles aunque, según datos oficiales casi 22 millones de personas se movilizaron por todo el país en materia de turismo interno y aprovechando las vacaciones. Claro, enero es “mes de vacaciones”; febrero también, pero es la antesala al inicio de las clases para los pibes y pibas, para el arranque “fuerte” del año. Pasa rápido y con calor.

Mas allá de los debates entre quienes prefieren el verano o las temperaturas un poco más bajas -y que no es la intención de estas líneas sacarla a flote- febrero es el mes del carnaval. Banderines que atraviesan las avenidas, escenarios, pomos de espuma y mucha alegría en los barrios. La gente de a pie sale al corso a pasar un buen rato, mientras busca algo en alguna parrillita para comer o escucha las intervenciones de las distintas murgas que ensayan sus canciones o bien, desfilan y bailan por las distintas avenidas donde estos se desarrollan.

A veces, solo a veces, las personas suelen olvidar algunos detalles de la historia. Puede ser que distintos derechos conseguidos se naturalicen, como así también el bombardeo mediático genera las condiciones para no tener presentes desde donde venimos, cuál fue el punto de partida para llegar hasta lo que hoy tenemos.

El carnaval es una de las expresiones populares más antiguas y, de acuerdo con la situación por la que atravesaba cada lugar, cada pueblo, fue adoptando distintas formas. En el siglo XIX era la fiesta de los sectores plebeyos y, durante la primera mitad del siglo XX, tuvo como característica principal ser una semana de orquestas, comparsas, disfraces, bailes y máscaras en las calles, cines y clubes de todo el país.

Pero no todo fue alegría. A partir de 1976 con la llegada de la dictadura cívico-militar, sin dudas de los períodos más oscuros de la historia de nuestro país, las distintas expresiones del carnaval fueron prohibidas y perseguidas por el terrorismo de estado. Pese a la violencia y censura estatal de esos años, los carnavales resistieron. Será con la recuperación de la democracia, en 1983, que los carnavales recuperaron la libertad para poder expresarse y recién en 2010, el gobierno de Cristina Kirchner decretó la restitución de los feriados de carnaval en nuestro país, volviendo a reconocer y poner en valor, desde el Estado, estas expresiones y celebraciones de nuestra cultura popular.

Así llegamos nuevamente a tener los feriados de carnaval en febrero. Y así, nuevamente tuvimos otro golpe directo: la pandemia. Barbijos, distancia social, incluso largas semanas de aislamiento. De no vernos, de no compartir presencialmente, de no tocarnos. ¿Dónde quedó la alegría? Allí está; esta versión de carnaval Febrero 2023 quizás es la primera en plenitud de las calles repletas de gente.

Parte de los desafíos que tenemos que afrontar este año, bien sosteníamos en nuestra edición anterior, pasa por allí. Por mantenernos firmes, de hacerle frente a las luchas que como pueblo se nos presenten, pero sin perder la alegría. Sin permitir que aquellos que precisan de un pueblo desmovilizado, desanimado, desmoralizado, ganen esa pulseada antes de comenzarla. Es difícil; pero también forma parte de nuestra responsabilidad.

Mantener alto la autoestima, saber que este pueblo ha conseguido muchísimos logros y ha sabido reponerse a muchísimas adversidades. Alegres y en las calles, aunque tengamos picos de 40 grados de temperatura (y Edesur nos corte el servicio, pero ese tema lo dejamos para la próxima)

Líneas atrás mencionábamos el período 1976-1983, la fuerte crisis del 2001, y ahora, como si fuera cíclico, el Fondo Monetario Internacional de vuelta auditando nuestras cuentas. Pero a pesar de todo, aquí estamos.

Siempre volvemos, como el carnaval.

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