MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
40 años de democracia:
quienes sí lo experimentaron
Así como en la página anterior el enfoque es de quienes no vivieron lo que implicó el genocidio iniciado en 1976,
por aquí otro enfoque. El de quienes sí lo vivieron en carne propia
¿Qué implica para quienes lo vivimos, que se haya declarado
el Día de la Memoria y sea feriado nacional? ¿Significa acaso que podamos
revivir aquellos momentos?
Probablemente no, pero sí permitir señalar un hito antes y
después de ese 24 de marzo de la década del 70’.
En la vida de cada uno de los argentinos y argentinas,
significa el comienzo de una etapa irrepetible. Los que fueron torturados,
secuestrados, amordazados; quienes no se daban cuenta de lo que pasaba -y para
quienes no querían darse cuenta-; para los insensibles; para los despojados de
sus hijos e hijas, hermanos y hermanas; para el pueblo argentino fue el
comienzo de una tragedia inconmensurable. No sólo por la pérdida de 30.000
compañeros y cientos de niños y niñas que fueron apropiados sino también por el
cercenamiento de derechos más básicos del ser humano: la libertad.
Esa pérdida se tradujo de mil maneras: desde la extrema
pobreza hasta la imposibilidad de pronunciar palabras y expresar ideas y, si
como eso no hubiera sido suficiente, la declaración de una guerra donde los
soldados que ofrecieron sus vidas heroicamente por su Patria, fueron víctimas
del escarnio en medio de un mundial de fútbol que solo pretendía esconder las
más terribles atrocidades. El relato de ese periodo tremendo fue difundido por
la voluntad del pueblo que
afortunadamente no olvida, a pesar de que fuerzas hegemónicas
pretendan borrar o descalificar.
“Proceda”, dijo el entonces presidente Néstor Kirchner el 24
de marzo de 2004. Esa instrucción pasaría a la historia, consolidando el
sistema democrático, tras el simbólico accionar de descolgar los cuadros de
Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone de la galería de oficiales del Colegio
Militar del Palomar. “Señores integrantes del Colegio Militar de la Nación y de
las Fuerzas Armadas, señores generales y oficiales superiores: nunca más, nunca
más tiene que volver a subvertirse el orden institucional en la Argentina. Es
el pueblo argentino por el voto y la decisión del mismo, quien decide el
destino de la Argentina; definitivamente terminar con las mentes iluminadas y
los salvadores mesiánicos que sólo traen dolor y sangre a los argentinos”, dijo
Kichner. Eso abrió las puertas a que luego: juicio y castigo a los genocidas,
la recuperación de nietos apropiados, los derechos humanos como política de
estado. Efectivo y no trunco, como sucedió luego del juicio a las juntas y los
indultos posteriores.
Es cierto que en este momento referirnos a los conceptos de
Memoria, Verdad y Justicia, encuentra en esta última pata del trípode una
sensación amarga. No tenemos el sistema judicial que nos merecemos y la
democracia se encuentra en un proceso de fragilidad bastante alta.
Por eso, a 40 años de aquel lejano 10 de diciembre, nos
convocamos a recuperar todo lo perdido y a fortalecer lo recuperado; a no dar
todo por hecho, por natural, por sabido. Dejar de lado el negacionismo y ser
más consientes que nunca; para seguir proclamando a viva voz, que por más
defectos que la democracia pueda tener, la libertad de poder elegir, no la
negociamos.
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