EDITORIAL
La repregunta que falta
El mes de junio arrancó
convulsionado, más que de costumbre. La aprobación de la Ley Bases en la cámara
de Senadores trajo consigo represión en las calles, pero un escenario complejo
de cara al futuro de nuestro país.
Como hacía rato no se veía,
negociaciones y canjes a cielo abierto, incluyendo una embajada en París, el
manejo de dos represas, alguna que otra partida presupuestaria, entre otras cosas;
un escándalo. Mientras tanto, se da media sanción a un régimen de saqueo de
nuestros recursos naturales sin siquiera poder asegurarnos que esas inversiones
que van a llegar, parte quede aquí. Volvemos como siempre, otra vez a las
mismas recetas. Otra vez la misma historia.
Sin embargo, ahora es más
compleja la cosa. O no, es más simple. Porque estamos ante un escenario de
desinformación supina, de descontextualización, de borrar lo que sucedió hace
poco tiempo. Ya no importa que es verdad y que no; pareciera que, cuando se
pretende explicar lo que está sucediendo, ante la exposición de un argumento y
otro más, la respuesta es “mucho texto”. Eso se utiliza en X, o Twitter, como
se lo llamaba antes. Es muy común; allí las descalificaciones, la
desinformación, la posverdad, los discursos de odio crecen más rápido que la
soja en nuestra pampa húmeda; prolifera con una velocidad que es reproducida
por muchas personas y por otros miles de no personas: de perfiles falsos que
sirven para eso. Pero este no es el quid de la cuestión, eso lo veremos más
adelante.
Lo importante aquí es que cuando
decimos que ahora es más simple, pasa por el hecho de que, del lado de quienes
defienden esta ley, muchas veces ni siquiera puedan hacerlo. Aumento de
impuestos, derechos laborales cercenados, recursos naturales entregados. Nada
importa. La vida continúa. “Tengo que trabajar con todos los gobiernos”, se
escucha decir con una cierta frecuencia que asusta, ante algunos testimonios
que se recuperan en la calle, ahora que está de moda nuevamente ese tipo de
trabajo en cronistas. Te paran por la calle y te preguntan qué opinas. Y ahí
falta la repregunta muchas veces, porque es evidente que para obtener ingresos
hay que prestar un servicio, una labor, cuyos derechos quieren destruirlos
desde hace muchos años. Aguinaldo, vacaciones pagas, licencias por estudio,
maternidad, enfermedad, entre otras tantas cosas; los derechos de los
trabajadores. Ahora el período de prueba aumenta a un año y vos mismo vas a
tener que aportar el 3% de tu salario para pagarte la indemnización cuando te
echen. No hace falta adjetivar, se desprende solo.
Falta esa repregunta que, ya ni
siquiera es si te alcanza el sueldo, pasa por la concepción misma que ese
apotegma de “tengo que trabajar con todos los gobiernos” es si la plata te
alcanza con todos los gobiernos. Por ahora, la sociedad aguanta. Una encuesta
de Zuvan-Córdoba reveló que el 73% de los encuestados está peor con el gobierno
de Milei que con el de Fernández pero, a su vez, un gran porcentaje sostuvo que
quiere cambiar las cosas y “la casta no lo deja”. Las reflexiones en estos
tiempos abundan y, como siempre hemos dicho desde El Tambor, no pretendemos que
nadie piense como nosotros, sino llamarnos colectivamente a la reflexión. Lo
que está ocurriendo es de una gravedad altísima, que no cierra bajo ningún
punto de vista si no es con represión; por eso durante el tratamiento de la Ley
Bases todo Montserrat estuvo militarizado. En estas líneas no pretendemos ser
catastróficos ni mucho menos, pero sí hacemos un llamado a la información:
hagamos el esfuerzo, compartamos, comentemos, consultemos, que el bombardeo de
tantas cosas al mismo tiempo, no nos deje tapando una gotera cuando la casa se
inunda por todos lados. Hagamos el esfuerzo de esa repregunta que falta, que en
estos tiempo, hace más falta que nunca.
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