OPINIÓN
Los discursos de odio y sus consecuencias
Ayer por la noche, por avenida Entre Ríos, aparecieron varios carteles en referencia al hecho acontecido el 1 de septiembre de 2022, cuando Fernando Sabag Montiel intentó asesinar a la por entonces vicepresidenta de la nación, Cristina Kirchner.
Hoy, casi dos años después, con un juicio oral en curso, poco se sabe de la cuestión; o mejor dicho, poco se quiere investigar la situación de fondo.
Se conocen datos sobre los autores materiales, pero hay vías por las cuáles no se indagó todavía: quiénes fueron los autores intelectuales, cómo se financió la organización Revolución Federal -que ya tenía antecedentes de concurrir a Plaza de Mayo con guillotinas y bolsas mortuorias- cuál es la situación de Ximena de Tezanos Pintos, más conocida como "la vecina de Cristina", qué pasó con los teléfonos que fueron reseteados de fábrica; qué pasa con Gerardo Milman y sus asistentes, de quien se escuchó en el bar Casablanca decir "Cuando la maten voy a estar camino a la costa" (y casualmente coincidiera un viaje del diputado a dicho destino en paralelo con el intento de magnicidio). Son muchas preguntas y pocas respuestas, en una época dominada por los discursos de odio que proliferan, se retroalimentan y reproducen exponencial y geométricamente desde las redes sociales; muchas veces por personas de verdad y otras tantas por trolls y bots. ¿No es tiempo de parar la pelota y reflexionar sobre estos temas? ¿No resultaría importante analizar si estos mensajes que, muchas veces se emiten con total liviandad, tienen un efecto real en la opinión pública? ¿Hasta donde estamos dispuestos a llegar como sociedad en torno a normalizar estos discursos de odio? ¿Cuánto tienen que ver lo que se dice con lo que después se termina haciendo?
El episodio ocurrido en calle Juncal con el intento de asesinato a Cristina Kirchner, rompe el pacto democrático al que tanto costó llegar en 1983 con el fin del último gobierno de facto. Esto hay que decirlo con todas las letras; como medio de comunicación, creemos que es parte de nuestra responsabilidad con la sociedad ponerlo sobre la mesa, en medio de un momento complejo en el que determinados sectores niegan parte de lo sucedido
o -peor aun- lo reivindican.
o -peor aun- lo reivindican.
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