Es
posible que varios de nuestros lectores habituales no logren acceder a estas
líneas. Somos conscientes que existe un público que lee el contenido en la web
y otro que accede a lo que tenemos para contar por medio de nuestra edición en
papel. No obstante, todos los que hacemos de éstas páginas un proyecto que
pueda permanecer en el tiempo, nos vemos en la necesidad de poder transmitir
ciertas cosas.
Si
bien “El Tambor de Montserrat” surge a partir de un proyecto de Voluntariado
Universitario apoyado por el Ministerio de Educación de la Nación,
fundamentalmente el mecanismo de auto-sustento que hemos logrado construir
durante estos seis meses que llevamos en la calle, es a partir de comercios del
barrio, emprendimientos de personas que apoyan el proyecto y otros que, se han
sumado a nuestro staff con el correr de las semanas asumiendo diferentes roles
en este gran colectivo que pretende ser una nueva voz dentro de los límites de
nuestro barrio. Lo cierto es que, como en la mayoría de los rubros, los costos
para mantener la edición en papel se han disparado de tal manera que nos obligó
a tomar la difícil decisión de no imprimir el ejemplar en papel de nuestra
edición de marzo.
A
veces no alcanza sólo con la buena voluntad, y los esfuerzos cotidianos no son
suficientes. Desde nuestra redacción, ratificamos el compromiso de seguir
adelante con nuestro proyecto editorial. Pero por respeto a ustedes, queridos
vecinos, amigos, lectores, queríamos contarles la realidad que atravesamos y como
nos encontramos en la complicada posición de tener que ajustarnos a una
realidad cada vez más ajustada –valga la redundancia- de la que Montserrat no
se mantiene al margen.
Así
pues, en abril nos volveremos a encontrar: en cada calle, en cada rincón, bajo
la puerta, o en el bar de la esquina sobre el mostrador.
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