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Basura Cero vs Economía Circular
por Martina Laura Vazquez Miranda
Presentamos “El Tambor” en El Ghueto, refugio de artistas. La próxima, el martes 19 de abril. Presentamos el número de marzo de “El Tambor de Montserrat” y convesarmos acerca de las distintas problemáticas que trae consio el eje “generación de residuos”. Aquí, repasamos los principales puntos.
Nuestro
país es uno de los generadores más importantes de la región, con cifras de
1.15kg de basura generadas por habitante por día, realidad que no escapa a la
ciudad más densamente poblada del país. La Ciudad de Buenos Aires aporta más de
1 millón de toneladas de basura (o húmedos, según su nomenclatura adoptada) por
año al relleno sanitario Norte III, complejo administrado por la Coordinación
Ecológica del Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE). Es necesario
entender que, una vez que la basura es enterrada se pierde la capacidad de
reciclaje del material, es el fin del proceso productivo lineal que obra como
paradigma y que hoy en día se pretende cambiar.
Ahora
bien, la Ciudad posee un sistema de recolección diferenciada, establecido desde
la sanción de la famosa Ley N°1854/06, más conocida como “Ley de Basura Cero”. El
objetivo de esta ley fue establecer los sistemas de gestión de residuos sólidos
urbanos. Se establecen las bases para la generación de 2 tipos de residuos: los
húmedos, compuestos mayoritariamente por restos orgánicos y material no
reciclable y los secos, aquellos que pueden ser integrados nuevamente a la
cadena productiva por medio del tratamiento y posterior reciclado. Los húmedos
son retirados todos los días y su recolección depende de 6 empresas prestadoras
privadas y el ente de higiene urbana (público) que componen el servicio público
de higiene urbana y los secos son retirados por 12 cooperativas de trabajo de
recuperadores urbanos. Esta última fracción recolectada, además de garantizar
la revalorización de los materiales, fue ideada para cumplir con las ambiciosas
metas de reducción de basura que se envía al CEAMSE Estas metas, que implicaban
reducciones del 30% para 2010; 50% para 2012 y 75% para 2017, nunca se
cumplieron.
Esa
reducción de presupuesto es desigual para lo que se considera residuos húmedos
y secos: si bien el presupuesto total se redujo del 2020 al 2021 en un 2%, las
empresas privadas observaron una reducción del 2% (administrado por la
Dirección General de Limpieza), mientras que el presupuesto de recuperadores
urbanos (Dirección General de Reciclado) se recortó en un 25%. Lo que es peor
aún, el Ente de Higiene Urbana (la única empresa pública encargada del servicio
de recolección) sufrió un recorte de casi 47%, indicando una grave tendencia
hacia la privatización del servicio[1].
Cómo
si esto fuera poco, el gobierno porteño logró sancionar en 2018 la Ley N°5966
(sin cumplir con los requerimientos de doble lectura y audiencia pública) que
modifica lo establecido en la Ley de Basura Cero, permitiendo la incineración
de residuos. Esto implicaría que, no sólo se pierda la chance de revalorizar
los recursos y materiales y generar más trabajo para los compañeros
recuperadores, sino también la posible contaminación atmosférica e impacto que
la misma traería a la calidad de aire de esta Ciudad.
Gracias
al accionar de los recuperadores urbanos, quiénes presentaron un amparo
colectivo, la justicia suspendió la vigencia de la ley[2]. Los fundamentos fueron
numerosos, declarando que no cumple con los procedimientos legislativos de
doble lectura y, lo más importante, que esta ley no cumple con leyes nacionales
de presupuestos mínimos y los principios de progresividad y no regresividad en
materia de derechos humanos. Sin embargo, es necesario entender que esto no ha
terminado. Puede ser que se vuelva a discutir un proyecto similar, y es
necesario estar alertas porque con esloganes armados y lavados atentan contra
un derecho de todos: un ambiente sano y digno.
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