YO PARO EN MONTSERRAT
La Plaza
Por Dante Lotito
Si un barrio no tiene plaza, difícilmente pueda llamarse
barrio. En el caso de Montserrat, la plaza se encuentra en San José y México.
Oficialmente se la llama
“patio porteño”, pero para los vecinos es la plaza del barrio, un punto de
encuentro en el que suceden cosas, en el que siempre hay movimiento. Grupos de
amigos, vecinos tomando mate, chicos jugando a la pelota; postales de todos los
días.
En Montserrat encontramos dos grandes plazas: Plaza de Mayo y
Plaza Congreso, que por trascendencia histórica han perdido su identidad
barrial. Ahora bien, la Plaza Montserrat tiene otra mi-pronta, más cercana, más
de los vecinos.
Pero la plaza que hoy disfrutamos supo ser totalmente
distinta. ¿Sabías que antes de convertirse en una plaza había una fábrica de
hielo y una serie de casas que con el tiempo se tiraron abajo? Había dos
areneros con calesita, y donde hoy está la cancha de bochas había una canchita
de fútbol. En esa época, los mismos vecinos se hicieron cargo de la
remodelación y el cuidado de la plaza. Muchos se acuerdan del “Cordobés” como
el adulto que cuidaba a los más pequeños, de “Fermín” quien se encargaba de
limpiarla, y de los abuelos que se juntaban, religiosamente, todos los viernes
a hacer un asado. Las fiestas eran recurrentes, se hacían festivales para el
día del niño, se celebraba Fin de Año y Navidad. En su momento, la plaza fue el
lugar de ensayo de la murga “Los Verdes de Montserrat”, hoy en día, se dan cita
todos los sábados “Los Rotosos de Montserrat”.
Lamentablemente, la plaza se encuentra deteriorada y depende
de la buena voluntad de sus vecinos y diferentes organizaciones para realizar
lo que el Gobierno de la Ciudad no hace.
Ante esta falta de cuidado, se realiza-ron jornadas de
limpieza, mantenimiento y reciclado. Con el corazón puesto en mejorarla se
colocó un aro de básquet y dos arcos de fútbol, y el pasado 21 de agosto, los
chicos del barrio festejaron su día en la plaza.
¿Sabías qué?
Hace dos siglos había otra Plaza Montserrat. Hoy ya no existe porque sobre ella pasa la Avenida 9 de Julio. Funcionaba un extenso mercado, se realizaban ferias y se celebraban todo tipo de fiestas y eventos (carnaval, semana santa, fechas patrias, procesiones religiosas, entre otros). Estaba colmado de pulperías, de bailongos, olores, candombe, gentes, riñas. Se dice que esa plaza era frecuentada por el gobernador Juan Manuel de Rosas y su familia, ya que era un importante centro de reunión.
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