Por Santiago Ciraolo
Carlos Ortega es el secretario general del Sindicato de Empleados de la ex Caja de Subsidios Familiares para el personal de la Industria (SECASFPI), una organización gremial que agrupa trabajadores de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS). En diálogo con “El Tambor de Montserrat”, Ortega hace balance y memoria del difícil 2016, en el que, según el líder sindical, hubo más de 150 mil despidos entre públicos y privados.
¿Cómo se estructura la seguridad social?
Con los aportes y contribuciones de los trabajadores que son destinados a la ANSeS para ser distribuidos en jubilaciones, asignaciones familiares y un montón de programas, además de engrosar lo que se denomina Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Fondo que sirve como sustento para que pueda perdurar un sistema solidario, donde nuestros viejos de hoy puedan cobrar una jubilación producto de los aportes de los trabajadores activos de la actualidad. Este sistema deviene de los antiguos estados de bienestar europeos que hacia fines los 70’ se fueron desmantelados.
¿Por qué sobrevivió ANSeS a ese desguace?
Por decisión política. Acá el desmantelamiento del que te hablaba, llegó en los noventa con la privatización del sistema en su conjunto. Entonces desde las cajas de asignaciones familiares y los diferentes institutos de previsión social: se crea la ANSeS que en principio estaba destinado a ser un organismo residual con fecha de expiración, para que luego sean las manos privadas y el mercado los que administraran el sistema. Pero en 2008, Cristina Kirchner tomó la decisión de que el estado administre los fondos públicos de la ANSeS, y la gran estafa de las AFJP cayó.
El Estado comenzó a administrar los fondos públicos, ¿qué le aportó a ANSeS?
Ayudó a que el organismo fuera parte del círculo virtuoso de la economía: con más puestos de trabajo, llegaron más aportes y contribuciones que lograron que la cobertura de seguridad social sea casi universal, tomando como sujetos de derecho a aquellos que se encuentran en la economía informal y a los que son desocupados también. Por eso surgió la Asignación Universal por Hijo (AUH), las dos moratorias importantes para que personas que no completaban los aportes pudieran acceder a una jubilación y se logró el 97% de la cobertura a nivel nacional. Por eso creo que el entrelazamiento entre trabajo y seguridad social es fundamental.
¿Existen relaciones entre la época de privatizaciones y la actual?
La lógica es similar. El tema es que los últimos 12 años rompió la hegemonía de lo que se planteó en los 90, cuando se decía que el estado manejaba mal las cuentas públicas, que se tiene que pensar la economía sin la política. La creencia de que el sistema económico podía funcionar sin la mano del estado se cayó en el 2001. La intención de hoy es generar crisis autopropiciadas para después decir que el sistema no es sustentable. Pero la gran diferencia que veo con respecto a los 90 es que el pueblo es un pueblo distinto. Si bien hay mucha gente que apoyó a Cambiemos en las últimas elecciones, no todos están de acuerdo con el modelo que están implementando.
Hay un sentido común construido alrededor de ANSeS para que se la piense solamente como “la caja de las jubilaciones”. ¿Qué pensás al respecto?
Es que hay que dar una batalla cultural mucho más honda para poder comprender cuál es la función del estado, y cual la de los grupos concentrados. A estos grupos les conviene un estado chico, que seamos solo jubilaciones. No les interesa la AUH, el Progresar, el Procrear, el Programa Hogar… Menos cobertura implicará poder negociar salarios a la baja. Y a través de los medios hegemónicos de comunicación instalan frases como “la plata de los jubilados” en referencia a los fondos de la ANSeS, cuando en realidad son los aportes y contribuciones de los trabajadores y del pueblo argentino en su conjunto.
¿Qué expectativas tenés para el 2017?
Será un año de lucha. En 2016 no hubo ningún paro general, ni ninguna medida de fuerza más que el festejo del día del trabajador. Tenemos que generar la conciencia en los trabajadores, de que si desmantelan la seguridad social, de que si borran los convenios colectivos y cada uno de los derechos adquiridos, vamos a volver a etapas desfavorables de la historia. Un viejo dirigente en los 90 me decía: “Acá hay dirigentes ricos y organizaciones gremiales pobres” y yo no quiero eso para nuestro sindicato. Acá la construcción es colectiva y a través de la unidad lograremos resistir todo lo que tengamos que resistir.
