Por Micaela Gorkin
Nos juntamos porque entendemos que es importante mantener los lazos que se construyeron en la última década y porque, lejos de conformarnos con eso, tenemos la intención de seguir reproduciéndolos.
El sábado 10 de diciembre, en Centro de Creatividad “La Trama”, a resguardo del anticipado calor veraniego, se presentó en sociedad esta revista que decidimos llamar “El Tambor de Montserrat”.
Esta nueva propuesta, planteada como una red de conocimiento, cuyo núcleo se construyó entre estudiantes de la Facultad de Sociales y se extendió a los vecinos, se propone dar lugar en sus páginas a todas las voces del barrio de Montserrat, para que las experiencias y vivencias de cada vecino tengan anclaje en un mar de noticias y alertas de último momento. El barrio tiene miles de historias que contar, como así también, vecinos con ganas de narrarlas. Las temáticas son tan variadas y singulares como renovadas las participaciones. Lo que hace evidente nuestra riqueza cultural. De hecho, la concurrencia de madres, hijos, compañeros, vecinos, que dieron el presente en “La Trama” para celebrar la consumación de este emprendimiento colectivo, así lo demostró.
Alrededor de las 18 horas se dio apertura al encuentro. Irrumpió en el escenario la actriz Brenda Peluffo, para compartir y entretenernos con la presentación de “Busco novio”, una actuación divertida que, con la participación de uno de los espectadores, el público acompañó con risas y aplausos.
Con todas las miradas puestas en el escenario, se realizó la presentación por parte de algunos intervinientes en la revista: Javier García Crocco, jefe de redacción, comenzó con unas palabras sobre sus experiencias y algunas vicisitudes en el barrio desde su llegada en épocas del uno a uno. “Antes me daba vergüenza decir que era de Montserrat”, contó. Y, entre anécdotas graciosas, dejó entrever que las conexiones interpersonales se fueron reconstruyendo durante estos últimos años. “Ahora saludo más gente en la calle”, contó sonriente.
Los vínculos siempre fueron importantes, es lo que nos hace sentir parte y nos moviliza. Conocer lo que sucede alrededor nos hace valorar ciertas cosas y nos incentiva a actuar para defender otras. Hacer público lo que sucede es el primer paso para poder construir una ciudadanía solidaria y consciente. Este contexto, parafraseado, es el mensaje que nos dejó con sus palabras la directora del proyecto, Eugenia Morey. La antropóloga de la Universidad de Buenos Aires contó sobre su experiencia en un proyecto similar en los años 90, cuando esos lazos (que hoy estamos fomentando) estaban rotos. La situación del país había incentivado a la individualización y eso hizo que la empatía se vaya diluyendo. El diario barrial de Boedo, del cual ella fue parte, se creó con el mismo objetivo: que se conozcan las historias, lo que está sucediendo, para que la reconocimiento del “otro” vuelva a estar en primer plano. Ahora, en otro barrio y en otro contexto, nos toca a nosotros tomar la palabra.
Martín Ciraolo fue el último en hablar. El director de contenidos de El Tambor, resaltó el valor de las actividades cooperativas, donde el esfuerzo y la dedicación son la bandera que lidera los proyectos como estos, e hizo mención al trabajo grupal, el esfuerzo diario y el valor que tiene la palabra de cada vecino que se acerca para escribir una nota, o con una foto para publicar o simplemente para brindarnos su apoyo.
Por necesidad e importancia de la palabra, El Tambor seguirá sonando en cada esquina de Montserrat.
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