miércoles, 7 de diciembre de 2016

Volver a encontrarnos


Por Martín Maydana

¿Qué significa  ser porteño? ¿Es simplemente haber nacido en Buenos Aires?  ¿Y si nos preguntamos por las costumbres que nos definen? Todos creemos poder responder a esta pregunta: mate, asado, fútbol, tango… son las respuestas que nos vienen fáciles, de manual, que podemos esperar de cualquier publicidad turística o spot del Gobierno de la Ciudad. Sin embargo, hay una costumbre, quizá una necesidad, más significativa. Algo que hacemos, una costumbre que de tan cotidiana solemos no tener en cuenta.  A los porteños nos gusta encontrarnos.

No estamos diciendo que el resto del mundo no tenga vida social. Pero no podemos pasar por alto la cantidad de bares que tiene Buenos Aires, las charlas en sus mesas, los abrazos grandilocuentes en medio de la Av. de Mayo, el llamado para “ver cómo andás”; un “paremos a tomar un cafecito”; un “juntémonos que hace tiempo que no nos vemos”, frases que reconocemos como comunes entre amigos y familiares, que en otros lugares no se escuchan fuera de cierta intimidad.  

En muchos países la gente no se suele visitar a familiares o amigos sin que medie una excusa u ocasión. Se ha sabido que en Japón se dictan talleres que enseñan a sonreír.  Para los porteños, en cambio, encontrarnos, abrazarnos, besarnos, es lo más común del mundo.

Seguramente es una práctica que viene de la época en la que la vida transcurrían en los barrios; en la que se podía encontrar a los vecinos sentados en la vereda o parando en un café de esquina como rutina diaria. Don Horacio sentado en la misma mesa del Carlos Gardel acompañado por distintos vecinos y puesteros del mercado, pasando las tardes, contando las anécdotas de sus épocas de navegante.

Parece cosa del pasado, pero en algunos barrios que no fueron alcanzados aún por el boom especulativo e inmobiliario, como nuestro querido Monserrat, aún pueden encontrarse estos cafés y bares tradicionales. Sobreviven contra viento y marea, como decía Don Horacio, en una época marcada por relaciones mediadas por pantallas y teclados.

Es la humilde propuesta de estos editores que volvamos a los bares y cafés del barrio. Recuperemos el “cara a cara”, el abrazo,  recuperemos esos lugares de encuentro. Volvamos a encontrarnos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario