Los Morlocks de estos tiempos: dos
invenciones
Por Andrés Respeño.
En 1895 Herbert G.
Wells publica “The time machine: an invention”, (la máquina del tiempo, dos
puntos, una invención). La novela fue catalogada con justicia como un clásico
de la literatura de ciencia ficción. Muchos conocimos la historia a través de
la película protagonizada por Rod Taylor. La anécdota o la excusa de Wells
cuenta que un científico fabrica una máquina que lo lleva al futuro. El viajero
en el tiempo arriba así al año 802701 donde encuentra a los Elois, unos humanos
de rasgos finos y singular belleza, que
toman sol a orillas de lo que ha quedado del río Támesis, usan ropas de tejidos
multicolores, comen frutos de los árboles, conversan, juegan, y danzan. El
viajero en el tiempo cree estar en presencia de un mundo perfecto. La
humanidad, luego de haber solucionado sus problemas políticos, sociales, económicos,
vive en paz y armonía. Pero casi de inmediato descubre que en realidad el mundo
está gobernado por los Morlocks, mutantes fotofóbicos que habitan en cavernas
subterráneas, que subsisten raptando por
las noches a los Elois para comérselos. Los depreciadores de la política le
reclaman a Wells no haber escrito más ciencia ficción por haberse entretenido
con preocupaciones sociales. No podría haber sido de otra manera. La máquina
del tiempo como ya se dijo es una excusa que bien podría titularse: “Lo que el
capitalismo nos dejará: un llamado de atención”
En 1960, la Metro
Goldwing Mayer encarga la película a George Pal con guión de David Duncan. La
película es una historia redonda, sencilla, didáctica, como las que Hollywood
gusta de producir. No deja nada librado al azar y mucho menos a conclusiones libres
a las que hipotéticamente pudieran arribar los espectadores. Para aquella época
de guerra fría, no sería un desatino leer de la factura hollywoodense: “Si
triunfa el comunismo, así vamos a terminar”. En ese afán de futurología y
adiestramiento, el guionista y el director inventan para los Morlocks una
máquina que les facilita la manera de cazar a los Elois. La nueva invención es
una potente sirena que al momento de hacerse oír, hipnotiza a los Elois que,
como autómatas, se dirigen hacia la caverna de los Morlocks para ser tragados de
a cientos. Esta es la gran invención de la película. Un medio de comunicación simple,
ensayado y elaborado a través de los milenios transcurridos, con el cual la
voluntad de los Elois es dominada. Un aparato maravilloso para quien quiera
ejercer el poder. ¿Podrá pensarse, ya en nuestra actualidad, que las frases
cortas, los slogans, los aforismos de los nuevos dirigentes, los spots
publicitarios, los flashes informativos, la velocidad de la noticia, los
carteles de Alerta, Último momento, los zócalos que se ven a diario y en
cualquier parte en la televisión se encaminan en su brevedad a convertirse en
aquel ruido hipnotizador? ¿Podrá pensarse que el bombardeo de los medios de comunicación
está dirigido a ejercitarnos en reacciones que luego no podremos controlar? Si
fuera así habría que comenzar a desandar el camino.
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