miércoles, 27 de junio de 2018

Los Morlocks de estos tiempos: dos invenciones

Los Morlocks de estos tiempos: dos invenciones   


Por Andrés Respeño.



En 1895 Herbert G. Wells publica “The time machine: an invention”, (la máquina del tiempo, dos puntos, una invención). La novela fue catalogada con justicia como un clásico de la literatura de ciencia ficción. Muchos conocimos la historia a través de la película protagonizada por Rod Taylor. La anécdota o la excusa de Wells cuenta que un científico fabrica una máquina que lo lleva al futuro. El viajero en el tiempo arriba así al año 802701 donde encuentra a los Elois, unos humanos de rasgos finos y singular belleza,  que toman sol a orillas de lo que ha quedado del río Támesis, usan ropas de tejidos multicolores, comen frutos de los árboles, conversan, juegan, y danzan. El viajero en el tiempo cree estar en presencia de un mundo perfecto. La humanidad, luego de haber solucionado sus problemas políticos, sociales, económicos, vive en paz y armonía. Pero casi de inmediato descubre que en realidad el mundo está gobernado por los Morlocks, mutantes fotofóbicos que habitan en cavernas subterráneas, que subsisten  raptando por las noches a los Elois para comérselos. Los depreciadores de la política le reclaman a Wells no haber escrito más ciencia ficción por haberse entretenido con preocupaciones sociales. No podría haber sido de otra manera. La máquina del tiempo como ya se dijo es una excusa que bien podría titularse: “Lo que el capitalismo nos dejará: un llamado de atención”

En 1960, la Metro Goldwing Mayer encarga la película a George Pal con guión de David Duncan. La película es una historia redonda, sencilla, didáctica, como las que Hollywood gusta de producir. No deja nada librado al azar y mucho menos a conclusiones libres a las que hipotéticamente pudieran arribar los espectadores. Para aquella época de guerra fría, no sería un desatino leer de la factura hollywoodense: “Si triunfa el comunismo, así vamos a terminar”. En ese afán de futurología y adiestramiento, el guionista y el director inventan para los Morlocks una máquina que les facilita la manera de cazar a los Elois. La nueva invención es una potente sirena que al momento de hacerse oír, hipnotiza a los Elois que, como autómatas, se dirigen hacia la caverna de los Morlocks para ser tragados de a cientos. Esta es la gran invención de la película. Un medio de comunicación simple, ensayado y elaborado a través de los milenios transcurridos, con el cual la voluntad de los Elois es dominada. Un aparato maravilloso para quien quiera ejercer el poder. ¿Podrá pensarse, ya en nuestra actualidad, que las frases cortas, los slogans, los aforismos de los nuevos dirigentes, los spots publicitarios, los flashes informativos, la velocidad de la noticia, los carteles de Alerta, Último momento, los zócalos que se ven a diario y en cualquier parte en la televisión se encaminan en su brevedad a convertirse en aquel ruido hipnotizador? ¿Podrá pensarse que el bombardeo de los medios de comunicación está dirigido a ejercitarnos en reacciones que luego no podremos controlar? Si fuera así habría que comenzar a desandar el camino.   
 

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