El Fondo de un pozo.
Por Daniel Sica.
El Fondo
Monetario Internacional más conocido como FMI fue fundado durante el llamado
acuerdo de Bretton Woods (New
Hampshire, EE. UU.) el 22
de julio de 1944. En dicho acuerdo participaron cuarenta y cuatro países
“aliados” de la Segunda Guerra Mundial. Aunque los países, miembros fundadores,
finalmente fueron solo veintinueve.
Obviamente no
fue casual que la sede de la misma fuese en Estados Unidos. Era el aparente
gran vencedor de la contienda y en vías de convertirse en la potencia dominante
mundial que reemplazó a Gran Bretaña como principal país colonizador. Algunos
de los miembros eran, también, ex colonizadores durante los últimos siglos: la
misma Gran Bretaña, Francia, Holanda, España, Portugal, etc..
Su principal objetivo
era mantener las variables económicas internacionales de sus integrantes en
forma estable. O sea, que no hubiera guerras financieras entre ellos como había
ocurrido durante los años ‘20 y ’30, las cuales habían provocado serias
tensiones internacionales. El
economista británico John Maynard Keynes, propuso la creación de una nueva
moneda, pero los Estados Unidos, siendo dueños para ese momento de un tercio de
las reservas mundiales de oro, lograron
imponer el dólar como la moneda de intercambio internacional, con el compromiso
de que este sería convertible a su valor equivalente en oro.
De esta manera,
las monedas debían tener un tipo de cambio fijo e inamovible respecto del oro o
el dólar estadounidense. Esta es una concepción típicamente ortodoxa de la
economía que no permite alterar el status quo, vale decir que cada uno
de los países mantenía sus situaciones de pobreza (y explotación) o riqueza
(mantenida por los anteriores).
Pero el 15 de
julio de 1971, estas reglas fueron rotas unilateralmente por EE.UU. de la mano
de Richard Nixon abandonando la paridad del dólar con el oro. ¿Los motivos? Una
nueva guerra, esta vez la de Vietnam. Ya estaba de pie el poder del “complejo
militar-industrial” tal como lo había llamado, años atrás, Dwight Eisenhower. Es
así como el Estado, embarcado en enormes gastos militares, al no poder emitir
billetes sino aumentaban en paralelo sus reservas de oro, decide salirse del
acuerdo.
En ese momento
es cuando el FMI comienza a tomar medidas más ortodoxas aún, lo que hoy
conocemos como “neoliberalismo”, contra países del acuerdo sin castigar a EE.UU.
por haberse salido. Para ese entonces, el FMI ya era EE.UU.
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