En la calle
Por Nilda Prados y Martín Zárate.
Nos proponemos aquí acercarnos, sin duda brevemente, a
una cuestión compleja como es la de quienes han quedado eufemísticamente
incluidos en la categoría de “gente en
situación de calle” y que estimamos corresponde situar con mayor precisión,
en función de ese lugar-sin-lugar. Esto es, el de su cotidiano sobrevivir, su
ser/estar allí, no “en situación” recortada en tiempo y espacio sino, conjugada
en el infinitivo del verbo.
Se trata de una población que se va sumando en forma
acelerada a nuestro cotidiano transitar, en Montserrat y en muchos otros
barrios de la Ciudad. Sin intención de refugiarnos en las globalizaciones
anónimas y buscar resumir aquí algunos datos actualizados, no queremos ignorar el
perfil de un problema que nos afecta a todos y todas, porque sencillamente
degrada la condición humana y desconoce
el derecho a sostenerla y darle cabida en toda su complejidad.
Empezaremos entonces con algunos datos que hacen a esa
evidencia. El programa Buenos Aires Presente (BAP) y la Dirección General de
Niñez, son organismos oficiales que consagran unas 700 personas, integradas en equipos de operadores
que recorren la CABA las 24 hs., todos los días, procurando informar, orientar
y acercar a las personas y familias en situación de calle a los 27 dispositivos
de alojamiento con los que cuenta la Ciudad. Se
trata de operativos que se intensifican entre junio y agosto, lapso que
corresponde al “Operativo Frío.”
Pero la realidad es mucho más dura, más cruel y el
rojo que se enciende entre la columna del “debe” y el “haber” es mucho más complejo,
sumado a que también intervienen situaciones de desalojos –algunos posteriores
a hechos de violencia, o lo que conlleva en sí mismo el despojo de bienes
personales y quedar con todo en la vereda-. Así, Horacio Ávila –referente de Proyecto 7-
precisó en una entrevista al diario Página 12: “Las personas en situación de
calle pertenecen a uno de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad. Cada
persona está atravesada por una historia y una realidad que les sustrae la
dignidad personal y el derecho a un techo que los proteja de la adversidad.”
Además señala que muchas de las imágenes que la identifican le recuerdan lo
ocurrido entre 2001 y 2003, en la crisis socioeconómica más despiadada que
sufrió la Argentina desde el regreso de la democracia.
Hoy podemos encontrar jóvenes revolviendo los
contenedores de basura para ver si encuentran algo que se pueda comer, podemos
ver en las panaderías del barrio vecinos esperando el cierre para recibir el
pan que no se vendió, personas durmiendo en los umbrales.
Los datos aportados por la ONG Médicos del Mundo ya
señalaban que en 2017 eran 16.000 las personas en situación de calle en la
CABA; quedaban incluidos en esa cifra inquilinos de pensiones precarias y ocupantes
de inmuebles. Por su parte, el relevamiento que los voluntarios de Proyecto 7
vienen realizando desde hace años, en distintos momentos del día, dio como
resultado la existencia de 6.300 personas en el último mes de junio, cifra por
cierto muy dispar de las comunicada por el Ministerio de Desarrollo y Hábitat
de la Ciudad, que contabilizó 1091 personas en situación de calle, 20 más que
en 2017; un 78% de ellas son varones; el 83% tiene entre 19 y 64 años de edad y
el 72% vive en la calle desde hace más de un año. La mayoría se encuentra en
los barrios de Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Montserrat,
Constitución, Balvanera y San Cristóbal, además de Barracas, La Boca, Nueva
Pompeya y Parque Patricios. Sin embargo, es efectivo conocer que el Gobierno de
la Ciudad a través del Operativo Frío solo cuenta con 35 lugares de alojamiento
con capacidad para 1680 plazas, resultando así insuficiente si tomamos en
cuenta la tendencia creciente.
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