domingo, 31 de julio de 2022

La fiesta de unos pocos

 EDITORIAL

La fiesta de unos pocos

Por Daniel Ontiveros


    Foto: Yamila Nair Williams

Una vez más El Tambor recorre el barrio. Recoge sensaciones, describe paisajes y aporta información. Desde una perspectiva centrada en nuestras calles pero con el ojo atento a lo que pasa en el país y en el mundo.

Por eso nuestra nota central habla de los cinco problemas más importantes del vecindario: 1) La falta de espacios verdes, que cada vez se reducen más y se cubren de cemento. 2) El estacionamiento medido y tarifado de nuestras calles, ya de por si escaso, con calzadas transitadas y bloqueadas por contenedores y bicisendas mal trazadas. 3) La necesidad de viviendas, cuando vemos cientos de familias alojadas en hoteles o viviendo en la calle, precios de alquileres prohibitivos y construcción de grandes edificios cuyos departamentos quedan vacíos en manos de la especulación inmobiliaria. 4) La nula atención a la salud y la necesidad de contar con salas de atención y consulta primaria a la mano del vecino. 5) La falta de vacantes cercanas en las escuelas públicas y jardines de infantes de la zona.

Al final un picadito de noticias y avisos parroquiales. Destacamos los operativos de Anses en el mercadito de Av. Independencia y Entre Rios, y la remodelación del edificio Otto Wulff.

Pero no nos quedamos solamente en la problemática barrial, y escuchamos las opiniones y sensaciones de vecinos y comerciantes, del ciudadano de a pie, frente a la situación económica y la coyuntura del país. Y así las transcribimos, pero no podemos dejar de dar nuestra visión sobre lo que nos parece una clara maniobra de desestabilización política y económica que pone en riesgo la democracia y la paz social.

Por una parte tenemos una economía real que crece a nivel nacional al 7% interanual  y la industria al 12%,  exportaciones e importaciones en un nivel de récord histórico, números notables y sorprendentes que no condicen con la sensación general, con la escasez del bolsillo de las mayorías. En  nuestro barrio contrastan las manifestaciones de los movimientos sociales pidiendo pan y trabajo en la 9 de Julio, y  el boom gastronómico que vemos en los bares y restaurantes de la Avenida  Entre Ríos, llenos y con fila en la puerta esperando por una mesa. Lo cual de por sí,  nos ofrece un paisaje esquizofrénico, que al volver a casa o la oficina, la televisión nos termina de completar con las noticias de la escalada del “dólar blue”, llenándonos de zozobra y angustia. ¿Qué nos parece que pasa? El Tambor suena claro: La economía real está funcionando, con problemas, pero funcionando. A la mayoría la plata no le alcanza, pero muchos, miles, pueden consumir, salir con los chicos en las vacaciones, ir al cine, al restaurant o a Tecnópolis. Hay exportaciones récord, pero las reservas del Banco Central flaquean. Hay gastos inmensos por la importación de energía, gas licuado, por los altos precios debidos a la guerra de Rusia y Ucrania. Existen en el campo, miles de silobolsas con granos de soja y trigo, retenidos por sus dueños, los grandes terratenientes y productores de la pampa húmeda más rica, que equivalen a unos 20.000 millones de dólares. Acaparamiento y especulación activa, para provocar una devaluación que multiplique sus ganancias a costa de un aumento de precios brutal en los alimentos y su terrible impacto en los salarios y las jubilaciones. Mientras esperan en estos días,  festejando su momento de esplendor en  la Rural de  Palermo.

El Tambor repiquetea fuerte y claro en el barrio porque la fiesta de unos pocos podría ser una tragedia para la mayoría.


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