OPINIÓN
Una crisis muy rara
Los
argentinos estamos viviendo, desde hace algunas semanas, una situación de
incertidumbre económica y financiera bastante compleja que involucra una
pandemia global, crisis energéticas internacionales, aceleración de la
inflación, aumentos de los tipos de cambio paralelo (dólar "blue" y
los relacionados a operaciones bursátiles) y escalada del riesgo asociado a los
bonos soberanos. Nuestra Nación no es, sin embargo, ajena a estos males puesto
que hemos vivido varias situaciones similares en los últimos cuarenta años.
Habiendo
dicho esto, no obstante, cabe hacerse una pregunta: ¿Qué tan similares fueron
esos momentos al que estamos viviendo hoy? Esta pregunta parece sencilla, pero
si hacemos algunas observaciones prácticas rápidamente veremos que la situación
hoy es muy rara. En los medios de comunicación y redes sociales abundaron las
comparaciones, en el último tiempo, con las crisis de hiperinflación durante el
gobierno del radical Raúl Alfonsín y la crisis financiera que llevó al fin de
la convertibilidad durante el gobierno del también radical Fernando De la Rúa.
En
principio hay dos diferencias muy grandes con esas crisis, de las que no se
suele hablar. La primera y más importante es el escenario internacional. Las
crisis económicas del pasado se dieron en un período de expansión del mercado
global. Momento de auge del intercambio y de transformaciones profundas en las
cadenas de valor internacional que llevarían a muchos países (sobre todo en el
sureste asiático) a etapas de crecimiento económico inédito. En cambio, lo que
podemos ver hoy en día es un absoluto agotamiento y una relativa retracción del
intercambio global, que se da en parte como resultado de la pandemia global que
se inició en el año 2020 y en parte producto de la incertidumbre generalizada
que genera la situación de guerra no declarada entre los EEUU junto a aliados
europeos y Rusia producto de su invasión a Ucrania en febrero de este año. La
situación internacional hoy es realmente inédita en el marco de un orden
internacional que garantizó una paz relativa durante los últimos 80 años. Sin
embargo, hay que decir también que toda esta situación ha disparado a nivel
internacional los precios de los alimentos, de los que nuestro país es
productos y exportador, por lo que la actual crisis también significa una
oportunidad de negocio.
La
otra diferencia muy importante la podemos ver todos los días en las calles: el
nivel de actividad económica acelerado se diferencia de lo vivido en otras
crisis económicas. Cualquiera que salga de compras el fin de semana o pretenda
cenar afuera durante la semana encontrará largas colas para pagar y bastante
tiempo de espera para conseguir una mesa. Hoy podremos sufrir la inflación,
pero la situación es muy distinta a los procesos de Alfonsín y De la Rúa,
marcados por recesión económica y desocupación.
Todo
esto nos hace preguntarnos: ¿Estaremos tan mal como nos dice la tele? La
realidad económica está muy rara, habrá que esperar para ver qué nos depara el
futuro. Mientras tanto, este cronista no tiene duda que tendremos la misma fe
que tuvieron nuestros padres y abuelos para salir adelante en el pasado.
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