EDITORIAL
No podría estar más claro.
Noviembre de 2023, ufff! Al
fin llegamos; ingresamos en el mes número once del año. El anteúltimo. Si
trazáramos la barrita del “Year Progress” estamos surfeando el 85% parece
mentira.
Parece mentira que estando
en pleno noviembre tengamos que sacar la campera o andar con paraguas a
cuestas, quienes todavía lo usan.
Parece mentira que la Plaza
Montserrat siga en obra y no se haya terminado, aun cuando se esperaba que
estuviese para fines de octubre.
Parece mentira que
sobrevuelen aires espesos, complicados. Un aroma raro empieza a respirarse que,
pareciera que afortunadamente, está entre los mortales la decisión sobre cuál
será el futuro. Nuestro futuro.
El futuro; el nuestro, el
tuyo, el mío, no está ajeno a la discusión sobre la venta de órganos o la libre
portación de armas.
El futuro donde afloran
discursos sobre libre mercado, libre competencia, y su “mano invisible”. Creí
haberlo estudiando en economía varios años atrás en la secundaria, cuando la
profesora escribía en letra de imprenta mayúscula en el pizarrón: ADAM SMITH.
“Grábense el nombre de esta persona: es el padre de la economía”. Así
arrancaban las clases; después pasabas por David Ricardo y su teoría de la
renta diferencial, te acercaban a Marx, hasta que llegabas a Keynes. Y ahí;
recién ahí, tenías herramientas para entender qué era lo que pasaba. Hablo del
año 2005, memorias nomás; no quiero ponerme nostálgico.
Como hace rato no me pasa,
tome papel y lápiz para empezar a escribir esta nota editorial sin tener del
todo claro para qué lado arrancar. Permítame lo del papel y lápiz; sigo
anotando ideas en ese formato. Bien decía, no tenía claro para adónde arrancar,
pero sí para donde pretendía rumbear. No quiero ponerme reiterativo o
redundante desde este punto, ya que durante algunos otros pasajes de esta
edición (¡ya superamos las 40, todo un hito para un colectivo como éste!), pero
pensaba en escribir sobre el futuro y sobre lo obvio.
Tengo más claro lo de lo
obvio. Es probable que hoy día por ser contemporáneos realmente no tomemos
dimensión. Gardel, Maradona, Messi. Y Francisco.
Claro que tenemos un montón
de exponentes más; pero los dos primeros junto con el Che, son símbolos que nos
distinguen en todo el mundo. Se sumó Messi en el último tiempo. Pero Francisco
es el primer Papa Argentino. Cuando se lo escucha a Massa decir por televisión
que Francisco es el argentino más importante de la historia… no soy quien para
decir si es cierto o no. Pero lo que no tengo ninguna duda es que, de mínima,
está en el top 3. Hay gente que lo cuestiona.
También se cuestiona al
General don José de San Martín, uno de los padres de la patria. “El más grande
entre los grandes”, reza “Los 60 granaderos” de Hilario Cuadros y Félix
Cardoso, recordada también por la versión de “Los Chalchaleros”.
A Diego Armando Maradona.
Me cuesta pensar en un
futuro sin Estado, o con los recortes que se proponen hacer. Si el mercado
conduce la política económica, la apertura de las importaciones generarán daños
irrecuperables como en otras épocas ya hemos vivido. La presión sobre la nafta
y el aumento de precios. Qué sucedería si el litro de combustible se va a $700,
que es lo que consideran rentable en orden con el dólar ilegal. El papel seguirá
yéndose a las nubes, y por más que podamos escribir cosas lindas, de interés,
entretenidas o no tanto, estaremos en serios riesgos de poder mantener en pie
este proyecto.
Aguantamos el retorno del
neoliberalismo en 2016. Aguantamos la crisis económica post pandemia. Nobleza
obliga, con todas las dificultades, la presencia del estado nos permitió darnos
el empuje que alcanzaba para seguir saliendo todos los meses, sumado al apoyo
incondicional de los comercios del barrio que confían en nosotros y nosotros.
Pareciera mentira que lo que
resulte obvio tenga que ser explicado otra vez. Sobre todo en esta oportunidad,
que no podría estar más claro.