EDITORIAL
Diciembre
Después de un año tan duro, desde nuestro
equipo de redacción habíamos tomado la decisión de no salir en diciembre. Por
el trajín de este 2023 súper intenso, y también por qué no, por los costos de
impresión. Era intención descansar unos días para en enero volver a tomar
impulso y encarar el 2024 que se viene, con todo.
Pero las circunstancias ameritan que, al
menos podamos esgrimir algunas líneas. La asunción del nuevo Presidente de la
República Argentina, Javier Milei, trajo consigo al menos tres posturas: la
esperanza, la indiferencia y, el rechazo o preocupación. Para el campo de la
cultura y la comunicación, lo que es nuestra especificidad, después de las
promesas de campaña, más allá de nuestra presunción de objetividad, a priori,
nos ubicaba en el casillero de la preocupación.
El achicamiento del estado, el
desfinanciamiento en materia de distintas políticas públicas y, sobre todo, la
desregulación para la intromisión del mercado en donde la oferta y la demanda
son los factores que van a imperar de ahora en más, para una publicación
periodística de carácter mensual, gratuita y en papel como la nuestra, pone en
jaque la supervivencia. Y ojo, no recibimos esa famosa “pauta” de la que tanto
se habla. No. El Tambor sale gracias al aporte de nuestros suscriptores, de
algunos comercios del barrio y por quienes nos dedicamos a escribir, pensar,
diseñar y distribuir este humilde periódico.
Las razones de la preocupación son bastantes,
más allá de que en un principio serían dos. Pero dos que son muy grandes: un
DNU y un proyecto de ley que prácticamente ofician de reforma constitucional
pretendiendo cambiar las bases de lo que conocemos hasta hoy en nuestro país.
Desde la implementación del uso de toga y martillo para jueces en un juicio por
jurado hasta la eliminación o desfinanciamiento del Fondo Nacional de las
Artes, del Instituto Nacional del Teatro, del INAMU, el pase a disponibilidad
de privatización de una decena de empresas u organismos descentralizados del
Estado Nacional. “Todo lo que tenga que
ser del estado no permanecerá en manos del estado”, pareciera que estamos en un
loop. Pero eso es del proyecto de ley. Volvamos al DNU.
Podemos ser más específicos a nuestro rubro:
se deroga la ley 26736 que impedía monopolizar la compra del papel de diario;
esto afectará directamente la libertad de expresión.
El Poder
Ejecutivo remite el decreto al Congreso. La Constitución Nacional establece que
el Jefe de Gabinete envía el decreto a la Comisión Bicameral Permanente del
Congreso de la Nación dentro de los diez días. Luego, la comisión debe
despachar en un plazo de diez días. Si el Jefe de Gabinete no remite en el plazo
establecido a la Comisión Bicameral Permanente los decretos, la Comisión se
avoca de oficio a su tratamiento.
Posteriormente,
el dictamen al que se llegue debe pronunciarse expresamente sobre la adecuación
del decreto a los requisitos formales y sustanciales establecidos constitucionalmente
para su dictado. Para su derogación se requiere el rechazo expreso de la
mayoría absoluta (mitad más uno) de las dos Cámaras. Solo pueden rechazarlo o aceptarlo,
pero no pueden modificarlo. En simultaneo, más de 500 intendentes presentaron
amparos ante el Poder Judicial; las centrales obreras también hicieron lo
propio también. Sectores medios y trabajadores ya se han manifestado en la
calle con cacerolazos, ruidazos. La CGT está convocando a un paro y
movilización el 24 de enero para el que esperan 1 millón de personas; el paro
más rápido que le hace a un gobierno desde el retorno a la democracia.
La necesidad y
la urgencia de tomar medidas que estabilicen ciertos sectores de la economía, es
central. La inflación, la informalidad, la distribución del ingreso son de
vital importancia modificar el escenario para vivir mejor; pero aquí nos
encontramos con medidas que nada tienen que ver con eso. Incluso nos
preguntamos qué tiene que ver que se habiliten las Sociedades Anónimas
Deportivas con todo esto, como para citar un ejemplo.
Mientras la
opinión pública corre atrás del megaproyecto de ley, hoy 29 entra en vigencia
el DNU que contiene, entre otras cosas, todo esto que mencionamos recién. El
Tambor, nuevamente, recoge el guante y se hace cargo de seguir siendo un
espacio de compartir ideas, de defender una manera de pensar y de vivir,
abriendo sus páginas a todo el que desee escribir y compartir miradas. Si de
libertad de expresión se trata, pretendemos que el repique del tambor, siga
sonando por las calles de Montserrat.
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