martes, 27 de septiembre de 2016

ECONOMIA - NO SOS VOS, ES LA INFLACIÓN

ECONOMIA

NO SOS VOS, ES LA INFLACIÓN

Por Micaela Gorkin


En un departamento ubicado en San José y Chile, vive Noemí. Tiene 61 años, reside con su hija Mariel de 38 y su nieto Santiago de 17 que aún estudia en la secundaria. Mariel, por su parte, trabaja en un estudio jurídico 9 horas diarias. Noemí se encarga de las tareas domésticas, hace la limpieza de su departamento, prepara la comida para los tres y cuida de la mascota del hogar, la perra Loli.

Los ingresos de la casa se reducen al salario de Mariel y a la jubilación mínima que recibe Noemí por sus años como ama de casa. Por obligación, se volvió una experta buscando ofertas. A pesar de no tener una movilidad jovial, esta joven-adulta de 61 pirulos sale a la calle con su changuito floreado y comienza su marcha hacia el Disco de Belgrano y Entre Ríos.

El guardia de la puerta ya la conoce. Entra sin pasar desapercibida. Saluda al muchacho y comienza su recorrido. Toma la revista de ofertas, ojea un poco para saber si cambiaron las promociones y la deja en el chango.




Comienza en las góndolas de las conservas, lentejas y arvejas para el guiso que tanto le gusta a Santi. Las arvejas que estaban a $24 ahora están de oferta a $21,10, Noemí se siente victoriosa y continúa su recorrido hacia el sector de las verduras. Necesita papas, pero se sorprende al llegar a la exhibidora. El kilo subió de $8 a casi $12, y eso que no reparo en lo que había pagado por el mismo producto seis meses atrás.

Cruza hacia la góndola que está enfrente para buscar aceite ¡Casi se le cae el changuito de la impresión! El mes pasado había pagado $22 el aceite de girasol y ahora está $35. Mira a su alrededor y ve que todos están más o menos con la misma indignación.

Se pone a hablar con Clelia, una vecina y, recordando cómo estaban hace unos años, critican los precios. Clelia, preocupada, le comenta que escucho en la radio que el aceite va a seguir subiendo hasta llegar al triple. No lo piensa dos veces, toma uno y abandona el sector.
Después de un rato, nuestra vecina de Montserrat, continúa su recorrido hacia la carnicería. En el último tiempo el asado ya había subido de $110 a casi $150 el kilo. Decidió comprar una bandejita roast beef para ponerle algo de carne al guiso.

Estando a la mitad de la fila recordó que no había comprado harina. Dejó su lugar y salió para la góndola. “¡Diez pesos!” gruñó, sabiendo que la pagó $5 en la última compra. Se dio vuelta indignada y volvió a la caja.

Al salir el guardia la saludó, le sonrió y dijo “Tranquila, no es la única que sale con esa cara”.




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