La
Lealtad
Por Alejandro Tamargo
La Lealtad es un fuego que no se apaga incluso si se
encontrase en el fondo del mar.
Es un bien que no acepta ser comprado o vendido, ya que si
así lo fuese dejaría de ser Lealtad.
La Lealtad es permanecer en la tribuna mientras tu equipo
está perdiendo 5 a 0 y uno no abandona el estadio esperando que termine el partido.
La Lealtad, lamentablemente, es una especie en extinción que
no está al cuidado de ninguna sociedad protectora, salvo en el accionar de
algún que otro ser humano.
La Lealtad significa estar en los momentos de abundancia,
cuando todo camino parece allanado y uno puedo ver el horizonte con el solo
levantar de la cabeza. Pero también significa estar en las épocas de estómagos
vacíos en el cual cada paso hacia adelante es similar a escalar una montaña.
La Lealtad puede verse expuesta en la literatura, en el amor
que le tiene el Principito a su flor, así como también en la compañía que
Sancho Panza le proporciona a su querido Don Quijote.
La Lealtad no es obsecuente, si bien tiene que ser crítica,
también debe ser inquebrantable a la hora de estar presente en los momentos
decisivos.
La Lealtad es un Ricardo Bochini, que solo lucio otra
camiseta cuando tuvo que vestir la celeste y blanca de nuestro país.
La Lealtad siempre va estar acompañada fielmente con la
verdad.
La Lealtad son aquellas patas en la fuente de un 17 de
octubre de 1945.
La Lealtad, es compañera.
Lealtad, siempre.
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