El tiempo y su velocidad
Por Martín Ciraolo
El tiempo transcurre a una velocidad que, a veces,
parece que para los que estamos viviendo el presente, nos es difícil
dimensionar.
Hoy, 27 de octubre se cumplen ya seis años del
fallecimiento de Néstor Kirchner, aunque pareciera que las largas filas de
personas que se acercaron a la Casa Rosada a darle el último adiós fue ayer.
Hoy vemos inundadas las redes sociales, los diarios,
las revistas, los programas de radio y televisión, de fotos, memorias,
recuerdos, vivencias, de muchas personas que directamente han visto modificadas
sus vidas –para bien o para mal- por el tipo que llegó a la Presidencia con
menor cantidad de votos que desocupados había en el país.
No hay que irse muy lejos, es historia reciente.
Probablemente, los que somos más jóvenes hayamos visto de costado y no sufrido
estrictamente de cerca la fenomenal crisis de 2001 –probablemente de las más
complejas que ha sufrido nuestro país en sus más de 200 años de vida- pero
datos concretos nos llevan a recordar un país en llamas, con una crisis
política y de representación, con saqueos en comercios, con una industria
nacional devastada producto del modelo de convertibilidad, con largas colas en
las embajadas, entre otras tantas cosas. Pero, por sobre todo, un descreimiento
fuerte en el país, en nuestro suelo, en nuestra patria, en nuestros símbolos.
El debate y los análisis son amplísimos. Al
kirchnerismo, del mismo modo que al peronismo, a lo largo y ancho de su
historia, le llueven observaciones y críticas por derecha y por izquierda. Tal
vez, se pueda decir que Néstor Kirchner cometió errores, pero quienes los
analicen tendrán que tener en cuenta el momento histórico que atravesábamos.
Nosotros, “El Tambor de Montserrat”, que pretendemos
ser una voz más en este mar de medios de comunicación -en el que hay muchos
otros tambores- flotamos en aguas dominadas por un puñado de medios hegemónicos
que día tras día construyen sentido común y alimentan el imaginario social.
Bajo este contexto, quizás le podamos achacar a Néstor
Kirchner, que benefició a Clarín permitiendo la fusión de Cablevisión y
Multicanal, como también la ley de bienes culturales o el decreto 527 del año
2005 que suspendió el conteo de años de las licencias de los canales de
televisión. Pero también entendemos que gobernar implica tener que armonizar
una serie interminable de elementos, de aspectos, de personas, de empresas, de
actores de todo tipo y factor. Es fácil decir “usted tiene que hacer esto” pero
hay que medir las consecuencias, y sobre todo en materia de medios de
comunicación, en una época donde era vox pópuli que cinco tapas de Clarín
tenían la capacidad de voltear a un gobierno.
Por eso destacamos que fue Néstor Kirchner quien se paró frente a la embestida del Grupo
en materia de concentración de medios y fue el gran artífice de la sancionada ley
de servicios de comunicación audiovisual 26.522 –más conocida como “ley de
medios”-
No obstante, retomando palabras dichas antes,
críticas llueven todo el tiempo, por derecha y por izquierda. En materia de
logros, el desendeudamiento externo, la reactivación del mercado de trabajo, la
fuerte política en materia de derechos humanos, la integración con los países
de la región y el recordado “No al ALCA” pueden (y deben) ser de lo más
destacable. Sin embargo, el legado más importante que deja Kirchner tiene que
ver con la política. Hoy se discute política en los bares, en las esquinas de
los barrios, en los clubes, en las peluquerías, en cualquier rincón. El nivel
de politización que tiene la sociedad es muy alto. Kirchner tuvo mucho que ver
con eso. Gran parte de la sociedad politizada, vuelve a creer en la clase
política luego de la gestión de Kirchner, y aquellos detractores de su gestión,
también lo hacen.
A seis años de su muerte, después de que miles de
personas se acercaran a despedirlo, de que tantos lo amen y otros tantos lo
detesten, no hacer mención de una persona que ha marcado a fondo la historia de
nuestra tierra, sería prácticamente una falta de respeto a lo que intentamos
hacer, independientemente de adscribir o no a su gestión –aunque es indudable
que la mayor cantidad de recuperación de derechos y políticas progresistas se
hayan dado en los últimos años-.
En un mundo tan mediatizado, donde la velocidad con
la que desarrollan las cosas a veces nos pasan por encima, donde por momentos
el uso de las tecnologías vuelven todo inmediato y convierten en obsoletas
noticias de hace un par de horas, es de destacar que a Néstor Kirchner se lo
siga recordando.
Veremos con el correr de los años, mientras
continuemos caminando, recorriendo, administrando e interpretando al tiempo y
su velocidad, en qué lugar de la historia queda ubicado Néstor Kirchner. Ojalá
sea el que corresponda.
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