Nuestra identidad
En el año 1989 la Secretaría de Gobierno de La Municipalidad de Buenos Aires, invitó a todos los vecinos para que confeccionaran emblemas que caractericen a cada barrio de nuestra ciudad. El objetivo perseguido era el de rescatar la historia y resaltar la identidad y tradición de los barrios porteños.
El 7 de setiembre de 1990 se descubrió, en la Plazoleta Montserrat, el emblema creado por María Julia Marín el que, a partir de entonces, identifica a nuestra querida Montserrat.
Como se observa, en la cabeza de nuestro escudo se encuentra una paloma que representa a la Ciudad de Buenos Aires. En la parte superior, el altar mayor de la iglesia Nuestra Señora de Montserrat sita en la actual Avenida Belgrano 1151. Esta parroquia fue erigida en 1769 por catalanes y vascos establecidos en la zona que la construyeron para venerar a la Virgen catalana conocida popularmente como la "Moreneta". Algunos dicen que el color de la Virgen se debe al paso del tiempo y al producto de la acción de las velas y cirios permanentemente encendidos en su cercanía. Otros encuentran en la Virgen rasgos africanos.
En el centro del emblema figura un árbol añoso que tiene intención de representar la antigüedad de Montserrat.
El toro conmemora la existencia de una plaza de toros que existió en nuestra Monserrat y sobre la cual hicimos mención en un artículo de la pasada edición del mes de agosto de El Tambor.
Antiguamente nuestro barrio fue poblado por gente de color, primeramente esclavos, luego libertos por las disposiciones de la Asamblea de 1813 y la Constitución Nacional de 1853. Dichos pobladores provenían de distintas partes de África y formaban, dentro de nuestro barrio, verdaderas "Naciones" negras con sus banderas, sus costumbres y sus tradiciones. El tambor que figura en nuestro emblema, evoca el instrumento musical típico utilizado por los afroamericanos de aquella época. Motivo por el cual nuestro barrio se lo conocía como "Barrio del Tambor" y esto explica también el nombre adoptado por nuestra publicación.
Por último: las aves, en la base del escudo, representan las prácticas de las riñas de gallos que se llevaban a cabo.
Este simple emblema barrial es de suma importancia para nuestros vecinos ya que es una expresión simple de la identidad colectiva que debemos tener todos nosotros, es decir, ese sentimiento de pertenencia a una comunidad que nos acoge, desde sus origines. El individualismo meritocrático solo sirve para debilitarnos como sociedad, como barrio y como personas.
Fuentes:
Cronista Mayor de Buenos Aires "Monserrat un Barrio del Centro y del Sur", 16-9-2000. / Archivo Gral. de la Nación
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