viernes, 30 de abril de 2021

Más que responsabilidad

 EDITORIAL

Más que responsabilidad

Por Andrés Respeño.

 


Dadas las circunstancias, tenemos que comenzar diciendo, aclarando, trayendo a la memoria, que un ciudadano es aquel en el que se deposita la confianza de no atentar contra la propia ciudadanía que lo respalda.

Otra cosa que deberíamos recordar es que, responsable es la persona que responde por sus actos. De tal manera que si un ciudadano causare un perjuicio a un tercero debe tener espaldas para recomponer el daño causado o responder por él. Así, al menos, hasta ahora funcionamos como sociedad civil. Una persona responsable es la que puede responder por los daños que sus acciones llegaran a causar. Un adulto es responsable; un niño, no.

En una sociedad adulta, responder por nuestros actos es nuestra obligación y deber. Ahora, bien. Cuando estos actos pueden contribuir u ocasionar daños de tal  magnitud como sucede en una pandemia, nuestra capacidad de responder se ve disminuida. Los daños que produce la pandemia y la inconducta de, así sea, la menor porción de la sociedad son irreversibles y en medio de su magnitud es posible no encontrar a un culpable individual como podría ser el caso de un crimen en el que se descubre al asesino o se obliga a reponer el vidrio de una ventana a un fulano que haya arrojado la piedra. La pandemia, por su magnitud, como dijimos, vuelve de alguna manera anónimos, no a su causante que es el virus, pero sí a sus partícipes necesarios.

¿Esto nos convierte en irresponsables inimputables? NO.

Aunque es la manera en que, parecería, afectar a muchos. Personas que, ante tamaña incertidumbre, rápidamente se convencen que tienen poco por hacer y quitándose la responsabilidad, priorizan sus intereses personales por encima del cuidado de sus conciudadanos.

Justamente esta poca capacidad de responder al daño que podemos cometer en una pandemia, nos interpela a redoblar esfuerzos, no para responder por nuestros actos, sino para evitar cometer esos actos irreparables, por supuesto en la medida de lo posible.

Lamentablemente, nuestra sociedad se encuentra por estos días con los temerarios de siempre, que pudiendo aportar solidaridad para derrotar al virus, parecieran querer desalentar la lucha. Priorizan sus caprichos, pareceres, molestias y privilegios. No responden. Son irresponsables. Y muy cómodos están ocupando ese lugar mientras la mayoría de los ciudadanos, vecinos, nos abocamos a combatir el virus.

Se entiende que ellos hubieran hecho las cosas de manera distinta, digamos con un ritmo más carnaval carioca; para precisar: “dejando que se muera quien se tenga que morir”, premisa que por absurda solo pueden esgrimir las personas que en su irracionalidad se sienten intocables.  

No es momento de anteponer rebeldías políticas, ni de ninguna otra clase.

El gobierno de la Nación viene solicitando una y otra vez la responsabilidad individual de los ciudadanos para que se cumplan las normas que están destinadas a combatir la propagación del Coronavirus.

Desde El Tambor anhelamos que en un tiempo futuro se pueda apelar a la responsabilidad social.

Puede que obedecer no sea del gusto argentino. Pero esperamos que los vecinos de Montserrat y los argentinos todos, puedan advertir el cinismo de ciertos oportunismos partidarios, para que una vez comprendido esto nos comprometamos de lleno a ganar la batalla.  

Volviendo al tema inicial, seamos responsables y más.     

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