INFORMACIÓN + OPINIÓN
Morir en la calle (de frío y abandonado)
Por Gustavo López
Las complejidades de vivir en la calle. Otra muerte evitable más.
Para El Tambor las personas en situación de calle son una preocupación
que se transformó en eje de sus editoriales. En los años anteriores se abordó
el tema el 3 de julio de 2019 y el 8 de julio de 2020, informando sobre el
deceso de dos personas que vivían en la calle. Lamentablemente, en esta edición
debe volver sobre dicha situación porque otra persona que dormía en la calle
murió convulsionando ante la indiferencia del Estado de la Ciudad de Buenos Aires.
Hugo, un vecino de 57 años que permanecía la mayor parte de su tiempo en
el Metrobús de la intersección de la Avenida Independencia y la calle Chile,
murió en medio de convulsiones. Días antes había pasado un móvil del BAP (Buenos Aires Presente), al cual
Hugo y su compañero de ranchada alertaron que necesitaban un parador y
recibieron como respuesta que el dispositivo estaba completo y que se
acercarían en otro día.
Acercarse otro día es esperar a la intemperie padeciendo el efecto de
las inclemencias climáticas en un contexto de innumerables vulnerabilidades,
incluso agravadas por la pandemia.
Esta situación ya fue relatada por este periódico en julio de 2019, en
aquel caso fue Sergio Zacarías que falleció a metros del Paseo del Bajo. Un año
después, el 8 de julio, poníamos en conocimiento de la comunidad que una
persona que vivía en situación de calle en el barrio de Constitución, había
sido prendida fuego. Al respecto, la legisladora del Frente de Todos/as, Lorena Pokoik, decía: "Estamos muy precupadxs, ya son 6 personas
muertas en la calle y el invierno recién comienza". La preocupación no era
para menos, porque ante la ausencia de políticas sociales eficaces se produce
nuevamente otro deceso.
Es necesario,
imperioso y una obligación de derechos humanos asumida por el Estado Argentino
atender el déficit de viviendas de las personas en riesgo de vulnerabilidad por
vivir en las calles.
Se requieren políticas públicas que den reparo a las más de
20.000 personas que viven en medio de la indiferencia estatal, porque las que
hay no alcanzan. Es necesario disponer sitios de alojamiento nocturnos que los
reparen del frío y donde puedan comer e higienizarse.
Quienes padecen por esta
situación no deben ser tratados como sobrantes del sistema económico en quienes
no es necesario invertir. Que uno de ellos haya fallecido en el Metrobús y otro
a metros del Paseo del Bajo, dos obras que requirieron inversiones millonarias,
dan cuenta que los fondos existen, solamente que las prioridades son otras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario