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Vouchers sí o vouchers no, esa es la cuestión

 Las últimas semanas fueron movidas en torno al debate sobre la educación pública. ¿Gratuita y de calidad o vamos hacia un sistema privado, de capitalización (vouchers) y poco accesible para las grandes mayorías?

Nos encontramos ante un fenómeno bastante particular: este año la matrícula en escuelas privadas superó a las de enseñanza pública. Si bien este fenómeno no tiene una sola explicación, la básica tiene que ver con el deterioro del sistema y la falta de inversión por parte de las autoridades locales. Conflictos sobre las estructuras edilicias, las viandas que reciben los estudiantes, los magros salarios de los docentes, genera que, principalmente en los hogares donde se puede hacer frente al pago de una cuota, se hace efectiva. Se hace efectiva ya que queda la “tranquilidad” de que los chicos van al establecimiento y tendrán clase. No habrá conflicto gremial ni paros; tampoco ningún otro imprevisto.

Ante eso emerge una figura como la de Javier Milei quien puso sobre la mesa de debate el tema de los vouchers educativos. Esta idea penetró en el debate público, comenzando por las universidades. Días atrás se hizo viral una foto de una bandera que decía “Ya se les termina la universidad gratis”. ¿En verdad eso queremos para nuestra tierra? Particularmente nuestro país se caracterizó por ser amplio en materia de derechos, teniendo grandes personalidades, inclusive premios Nobel, todos salidos de la educación pública.

Pero aquí, lo que no se conversa es sobre cómo se implementará. Escuchamos repetir que los recursos irán destinados por alumnos, lo que nos lleva a la falsa creencia de que cada estudiante o familia recibirá un cupón. No; esto funcionaría parecido a lo que fueron las AFJP en el sistema previsional (que tuvo su colapso en 2001 y se recuperó en 2008). El Ministerio de Educación dispondría de recursos según la matrícula: es decir, las escuelas recibirán recursos por la cantidad de pibes. Una escuela de aquí de CABA no será el problema: la pregunta es qué ocurrirá con las escuelas rurales. Un sistema así condenaría a que el reparto no sea equitativo y sea plenamente individual. Allí es donde se necesita al Estado; para acompañar, para apuntalar, para generar inclusión desde la equidad.

Voucher sí o voucher no, esa es la cuestión. Y pareciera estar muy claro que es para las grandes mayorías y que no.