EDITORIAL

Panorama de mayo

El cierre del mes de abril y el comienzo de mayo traen consigo bastante revuelo en las calles. La situación económica no cambia: el ajuste lo pagan los jubilados y los trabajadores que, a la hora de ir al supermercado o pagar las facturas se hace cada vez más cuesta arriba porque todo aumenta menos los salarios –y si aumentan está lejos de recuperar 2023 y ni hablar la posterior devaluación de %120 de comienzos de este año.

En ese contexto, donde nos vemos rodeados por un nuevo tarifazo en el subte que pretende que viajar en por debajo de la superficie se vuelva un lujo, o tomar un tren a Mar del Plata cueste $30.000 pasando a retiro la categoría de “más económico” viajar sobre rieles, es que nosotros, usted que tiene el papel o teléfono en mano y nosotros que escribimos esto, tengamos que hacer malabares para intentar ordenar nuestras vidas de la mejor manera posible.

No pedimos demasiado. Orden. Previsibilidad. Saber que, con el sudor de nuestra frente, los esfuerzos que enfocamos en nuestras actividades laborales cotidianas nos alcanzarán para pagar las cuentas, ocuparnos de nuestros hijos –si es que los tenemos- y darnos algún que otro gusto. En el verano, tomarnos un par de días para irnos de vacaciones; mantener nuestra cobertura de salud y, en el caso de tener auto, poder cargar nafta las veces que nos sea necesario.

Hasta ahí, bien. El pedido de “la clase trabajadora”; de algunos sectores medios. Decimos “sectores”, en plural, porque es todo tan diverso que es difícil de definir. Cuando a alguien le preguntan a qué sector de la sociedad cree que corresponde en este encasillamiento, todo el mundo dice ser clase media. Hablamos, por supuesto, en términos generales. Hoy la situación se volvió más cuesta arriba: la inflación continúa al alza, aunque en menores proporciones. Pero, si el consumo se plancha, es evidente que habrá un freno. La pregunta es si la baja es por la baja del consumo producto de la motosierra y la licuadora de Milei y Caputo o bien por mérito propio. Quizas lo haya; lo del mérito, digo. Hay un objetivo claro; se buscó y se logró.

Lo cierto es que, en materia de números duros, el 35% del ajuste lo cargan los jubilados. Siempre tan castigados. Siempre volviendo a Norma Pla. Las universidades, plagan las calles de gente en una movilización sin precedentes. Todo esto, metido en un paquete de lucha de la CGT que comenzó en marzo con el paro del 24 y se profundiza con la tríada marcha estudiantil, movilización del 1 de mayo por el día del trabajador y el paro del 9.

Mientras tanto en el universo de las redes sociales, se viven realidades paralelas. Se festejan números y cifras que en la vida cotidiana de la gente no se ve. Vuelvo a “los sectores medios”; aquí se dice que es el sector más castigado. No estamos de acuerdo; o estamos de acuerdo parcialmente. Es uno de los más afectados.

Sin embargo, los más afectados son los de más abajo. No estamos de acuerdo con la idea de que, “el que esta abajo está acostumbrado a remar” y por eso no lo siente tanto. Mentiras de la televisión y de letras de moldes de algunos lugares. Sería el mismo concepto de “tengo que trabajar con todos los gobiernos”. Aquí el problema sería si ganamos 10, cuánta es nuestra capacidad de compra en tal o en cual momento.

Cuesta y cuesta muchísimo más. Pero también hay un dato aquí que no es menor: el gobierno nacional aumenta la asignación universal, la tarjeta alimentar, la ayuda escolar. Es más contundente la asistencia allí más que a “los sectores medios” a quienes impacta directo el quite de subsidios y los tarifazos en general.

El punto en cuestión es que aunque no parezca cierto, ya entramos en el quinto mes del año. Los anuncios que vemos a diario poco tienen que ver con cosas nuevas sino con recortes. El pedido de orden y establididad, nos lo venden para una macroeconomía que busca congraciarse con el FMI, producto de un préstamo impagable que tomó la administración Macri con el actual ministro de economía como principal ariete, pero que lejos esta de verse para los laburantes. Mientras tanto, nos preparamos para recibir las facturas de los servicios, en vísperas de comenzar el invierno.