domingo, 25 de noviembre de 2018

Sin herramientas para una economía soberana


ANÁLISIS

Sin herramientas para una economía soberana
Por Daniel Sica.

                         En soledad. La avenida Entre Ríos, un domingo por la mañana.

Hace algunos días un funcionario de Donald Trump, Larry Kudlow, manifestó que “la única solución para la Argentina es la convertibilidad que ya había dado grandes resultados en la década del ‘90”.
Es obvio que este individuo no tiene idea que el final del “éxito” fue la crisis más grande de la economía de nuestro país en el año 2001.

Otra alternativa, sugerida por opinadores locales e importados, es adoptar el dólar como moneda nacional. Política que se llevó a cabo en países como Panamá y Ecuador no pudiendo nunca más salir del brete en el que se metieron, más allá de que tampoco se puede decir que esos países son modelo de desarrollo y de bienestar de sus pueblos.

¿Por qué NO debemos permitir que nos imponga alguna de estas alternativas descabelladas?
Simplemente porque perderíamos tres herramientas básicas para el manejar soberanamente el país.

La primera es estas herramientas es la política monetaria, que utiliza como variable la cantidad de dinero y la tasa de interés para corregir las distorsiones del mercado. En caso de necesidad se puede bajar la tasa o subirla para estimular la economía y lograr mayor crecimiento, o viceversa.

En caso de aplicar cualquiera de las medidas mencionadas no podríamos utilizar esta herramienta ya que en el caso de una supuesta nueva ley de convertibilidad no podemos imprimir billetes porque nos limita la cantidad de moneda extranjera, u oro.

Y si usáramos el dólar como moneda de curso legal resultaría imposible, ya que los billetes se imprimen en EE. UU. y son ellos los que determinan la cantidad, y por lo tanto el valor que tiene, y también la tasa de interés para el dólar.

Ejemplo: si el gobierno argentino necesita subir la tasa de interés en bien de su economía y el de EE.UU. hace lo contrario neutraliza lo anterior con lo cual no podemos manejar una variable fundamental de la economía. Ellos lo harán en función SUS necesidades sin importar las nuestras. Y así nunca podremos tener progreso.

La segunda herramienta es la política cambiaria, con la que cada país soberano adecua  el tipo de cambio para hacer más competitivas sus exportaciones y encarecer las importaciones. Esta es una forma imprescindible para fomentar la producción nacional, utilizando NUESTRA mano de obra y generando bienestar en la población.

Y la tercera se denomina señoraje, término desconocido para la gran mayoría, e ignorado por presuntos magos de la economía y las finanzas. ¿Qué significa ese término? Viene de la antigüedad, época en que los señores feudales tenían la potestad de emitir moneda para ser usada por sus vasallos. ¿Cómo funcionaba el sistema? Uno de estos señores tenía siervos que extraían cobre, otros lo fundían en forma de monedas con una cierta de denominación y él fijaba el valor. Ejemplo una moneda equivalía a un lechón. El señor feudal había tenido un costo ínfimo para obtenerla -algunos platos de comida a lo sumo para que los esclavos no muriesen de hambre- y con ella le compraba un lechón al campesino que tenía la obligación de aceptarla. ¿Cómo funciona hoy día el señoraje? Supongamos que el Banco Central de la República Argentina tiene que emitir moneda, deciden que hay que imprimir billetes de $1.000, el costo de hacerlo no supera más que unos pocos pesos, exagerando digamos $10. Como parámetro digamos que a la Reserva Federal de EE.UU. la impresión de un billete  de u$s100, de la nueva serie, le cuesta u$s 0,125. Nuestro Banco Central invierte $10 por cada billete, y cuando un banco privado o el Estado le solicita un préstamo él lo entregará a su valor nominal, o sea $1.000. Por lo tanto, cuando quieran devolvérselo tendrán que entregarle otro billete de $1.000 más los intereses. Vale decir que recibe $1.000 habiendo invertido en la impresión $10. Este dinero puede prestarlo al gobierno, por ejemplo, para financiar parte del déficit que pudiesen producir políticas públicas orientadas a fines sociales o inversiones en infraestructura.

De esta manera se puede financiar con costo casi cero el desarrollo del país.
Por lo tanto, el no poder manejar estas tres herramientas solo nos convertirá en colonia de EE. UU. o cualquier otro buitre que compre a las autoridades de turno para no permitirnos desenvolvernos soberanamente y así llevarnos más rápido a la ruina, hacia la que nos encaminamos a pasos agigantados, como está sucediendo, por estar sometidos al Fondo Monetario Internacional.

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