ANÁLISIS
Sin herramientas para una economía
soberana
Por Daniel Sica.
En soledad. La avenida Entre Ríos, un domingo por la mañana.
Hace algunos días un
funcionario de Donald Trump, Larry Kudlow, manifestó que “la única solución
para la Argentina es la convertibilidad que ya había dado grandes resultados en
la década del ‘90”.
Es obvio que este
individuo no tiene idea que el final del “éxito” fue la crisis más grande de la
economía de nuestro país en el año 2001.
Otra alternativa, sugerida
por opinadores locales e importados, es adoptar el dólar como moneda nacional. Política
que se llevó a cabo en países como Panamá y Ecuador no pudiendo nunca más salir
del brete en el que se metieron, más allá de que tampoco se puede decir que esos
países son modelo de desarrollo y de bienestar de sus pueblos.
¿Por qué NO debemos
permitir que nos imponga alguna de estas alternativas descabelladas?
Simplemente porque
perderíamos tres herramientas básicas para el manejar soberanamente el país.
La primera es estas
herramientas es la política monetaria, que utiliza como variable la cantidad de
dinero y la tasa de interés para corregir las distorsiones del mercado. En caso
de necesidad se puede bajar la tasa o subirla para estimular la economía y
lograr mayor crecimiento, o viceversa.
En caso de aplicar
cualquiera de las medidas mencionadas no podríamos utilizar esta herramienta ya
que en el caso de una supuesta nueva ley de convertibilidad no podemos imprimir
billetes porque nos limita la cantidad de moneda extranjera, u oro.
Y si usáramos el dólar
como moneda de curso legal resultaría imposible, ya que los billetes se imprimen
en EE. UU. y son ellos los que determinan la cantidad, y por lo tanto el valor
que tiene, y también la tasa de interés para el dólar.
Ejemplo: si el gobierno
argentino necesita subir la tasa de interés en bien de su economía y el de
EE.UU. hace lo contrario neutraliza lo anterior con lo cual no podemos manejar
una variable fundamental de la economía. Ellos lo harán en función SUS
necesidades sin importar las nuestras. Y así nunca podremos tener progreso.
La segunda herramienta
es la política cambiaria, con la que cada país soberano adecua el tipo de cambio para hacer más competitivas
sus exportaciones y encarecer las importaciones. Esta es una forma
imprescindible para fomentar la producción nacional, utilizando NUESTRA mano de
obra y generando bienestar en la población.
Y la tercera se
denomina señoraje, término desconocido para la gran mayoría, e ignorado por
presuntos magos de la economía y las finanzas. ¿Qué significa ese término? Viene
de la antigüedad, época en que los señores feudales tenían la potestad de
emitir moneda para ser usada por sus vasallos. ¿Cómo funcionaba el sistema? Uno
de estos señores tenía siervos que extraían cobre, otros lo fundían en forma de
monedas con una cierta de denominación y él fijaba el valor. Ejemplo una moneda
equivalía a un lechón. El señor feudal había tenido un costo ínfimo para
obtenerla -algunos platos de comida a lo sumo para que los esclavos no muriesen
de hambre- y con ella le compraba un lechón al campesino que tenía la
obligación de aceptarla. ¿Cómo funciona hoy día el señoraje? Supongamos que el
Banco Central de la República Argentina tiene que emitir moneda, deciden que
hay que imprimir billetes de $1.000, el costo de hacerlo no supera más que unos
pocos pesos, exagerando digamos $10. Como parámetro digamos que a la Reserva
Federal de EE.UU. la impresión de un billete de u$s100, de la nueva serie, le cuesta u$s 0,125.
Nuestro Banco Central invierte $10 por cada billete, y cuando un banco privado
o el Estado le solicita un préstamo él lo entregará a su valor nominal, o sea
$1.000. Por lo tanto, cuando quieran devolvérselo tendrán que entregarle otro
billete de $1.000 más los intereses. Vale decir que recibe $1.000 habiendo
invertido en la impresión $10. Este dinero puede prestarlo al gobierno, por
ejemplo, para financiar parte del déficit que pudiesen producir políticas
públicas orientadas a fines sociales o inversiones en infraestructura.
De esta manera se puede
financiar con costo casi cero el desarrollo del país.
Por lo tanto, el no
poder manejar estas tres herramientas solo nos convertirá en colonia de EE. UU.
o cualquier otro buitre que compre a las autoridades de turno para no
permitirnos desenvolvernos soberanamente y así llevarnos más rápido a la ruina,
hacia la que nos encaminamos a pasos agigantados, como está sucediendo, por
estar sometidos al Fondo Monetario Internacional.
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