INTERÉS GENERAL

Islas Malvinas: los jóvenes de hoy y la lejanía con la Guerra.

Por Noelia Dans

Hablar de Malvinas es hablar de nuestra historia, soberanía e identidad. Malvinas nos une desde el rincón más al norte de nuestro país hasta el punto más austral en la Antártida. Hoy, a 41 años de la guerra, una mirada desde la juventud.

Siempre que pensamos en Guerra, lo primero que se nos viene a la cabeza es: qué lejana nos resulta. Solo imaginen que, para la población argentina menor de cuarenta años, la Guerra es algo que lee en libros, ve en películas y, lamentablemente, también cuando prende la televisión. Pero no deja de ser lejano; no es un monstruo que nos acecha, es más bien una ficción. Sin embargo, hoy, en el año 2023, el mundo aún sufre de las Guerras. Por las cuales nos vemos afectados, como la Guerra Ucrania – Rusia. Es un poco contradictorio lo que decimos, pero a lo que nos referimos cuando decimos que nos resulta lejana es que, si bien una guerra en cualquier parte del mundo puede generar una crisis en los países no afectados directamente, no podemos dimensionar el dolor causado por una Guerra.  Los argentinos y las argentinas que sí pueden dimensionarlo son quienes vivieron aquel abril de 1982 en nuestro país.

En el año 1833 las Islas Malvinas fueron usurpadas por las autoridades británicas, quienes expulsaron a los argentinos y tomaron posesión de las mismas.

El 2 de abril de 1982 Argentina decide, tras años de negociones -más de cien- desembarcar en las Islas Malvinas para recuperarlas de su invasión inglesa. En realidad, para ser más precisos, no es Argentina quien lo decide, sino el presidente de facto del momento: Leopoldo Fortunato Galtieri. El presidente de facto también fue quien decidió por las vidas de muchos jóvenes y adolescentes que se vieron obligados a combatir. El servicio militar obligatorio, más conocido como “colimba” para nosotros, fue una instrucción militar que se instaló en el año 1901 y duró hasta 1994; decidiendo en un sorteo entre todos los hombres mayores de 18 años quiénes se veían obligados a formar parte del ejército. Sí, como una lotería. Todos estos hombres y jóvenes se vieron obligados a combatir en las Islas Malvinas; muchos de ellos, estaban teniendo un primer contacto con las armas y así, sin más, tenían la orden de ir a combatir y asesinar soldados ingleses. Imagínense ustedes, tal vez desean ser arquitectos o médicos y un día su país les pide que suelten el lápiz y la regla, que dejen por allá el estetoscopio y que agarren un arma, que se van a la guerra. Imaginen el dolor de sus familias, de sus mamás, de sus papás que piensan que tal vez nunca regresen.

La Guerra de Malvinas dejó una gran cantidad de muertos, heridos, familias destruidas y un conflicto aún mayor. Los ingleses podrán devolvernos las Islas que nos pertenecen, algo que aún vemos muy lejano, pero lo que jamás podrán devolvernos es a los soldados caídos que fueron a recuperar lo que nos pertenece.

Escribir sobre la Guerra nos resulta difícil, nos resulta hasta incomodo, más cuando se trata de nuestro país; nos sentimos ingenuos, no porque nos creamos ingenuos, sino que en lo que trata a la Guerra, creo que no podemos llegar a expresar con palabras el miedo, la crisis y la desolación.

Hacemos un llamado a los jóvenes que hoy viven en un país, porque ni siquiera podemos decir un mundo, donde la Guerra es algo del pasado, donde gozan de decidir sus propios rumbos -aunque algunas veces los quieran hacer creer que no es así- un llamado para reflexionar esto y saber que debemos todos nuestros respetos a quienes combatieron en la Guerra de Malvinas. Nos parece muy importante que cada 2 de abril los, que cada vez que pensemos en Guerra, imaginemos que nuestros hermanos, nuestros padres o nosotros mismos podríamos haber estado en esta situación. Y pedimos, por la memoria de los combatientes y de nuestras Islas, que nunca dejaremos de decir que las Islas Malvinas, fueron, son y serán argentinas.