CAMINANDO EL BARRIO
Los comercios del barrio
Por Martín Ciraolo.
La situación económica se hace más cruda a
medida que pasan los días. Uno de los tantos sectores que la padece, son los
comerciantes del barrio. Un equipo de El Tambor salió a recabar algunos datos.
Caminando las calles y las avenidas del barrio,
nos llamó poderosamente la atención la cantidad de persianas bajas. Y, como cada
vez que algo nos llama la atención, decidimos descubrir, o al menos, averiguar el
por qué del asunto.
Preguntando, conversando, nos encontramos con frases
hechas, en tiempos de Mauricio Macri, por supuesto: tarifas exorbitantes, caída
notable del consumo, alquileres excesivamente altos y prácticamente impagables.
Ahora bien. ¿Es solo es eso? ¿Solo esos tres
factores? ¿No hay nada más? Decidimos entonces hacer una encuesta de tres ítems
para no quedarnos con lo que nos parecía hasta ese momento respuestas
prefabricadas.
Tomamos como radio, las calles Hipólito
Yrigoyen, Saénz Peña, Independencia y la avenida Entre Ríos.
Empezamos por lo obvio. “¿Cómo le está yendo a
su comercio?”
De las tres opciones que dimos (bien, regular,
mal), sin titubear el 57% aseguró que la situación es mala. Por “sentido común”
pensamos que en las avenidas, debido a la mayor circulación de gente, el
impacto no debería sentirse tanto. Pero, por el contrario, los comerciantes que
dijeron “regular”, son los que se ubican en las calles internas; lo que demuestra
que son los vecinos del barrio los que sostienen a sus comercios.
Aun así, hay un montón de negocios emblemáticos
que han bajado sus persianas, como lo es el caso de “Tío Angel” en Virrey
Cevallos y México, o la panadería “Tanoira” sobre Entre Ríos, el café King Sao
de Independencia y Entre Ríos, el mítico restaurante Hispano de la calle Salta,
etc.
Continuando con el análisis, en una segunda
pregunta a la hora de investigar sobre las causas, el 42% de los encuestados le
achaca el mal funcionamiento de su negocio a la caída del consumo y, en segundo
orden, al aumento de los alquileres de los comercios. Por último, en el tercer ítem,
pedimos que compararan la situación actual respecto del año anterior. A la que
respondieron entre mal y muy mal un 66 %.
Ahora, bien. Si nos fijamos bien entre la
primera pregunta y la última la perspectiva negativa creció un 9 %.
Más allá de que al responder en un tercer ítem,
el encuestado entra en confianza para expresarse con mayor sinceridad, esto
pone de manifiesto que cuesta reconocer ante un tercero que no todo sale como
uno desea, sea por una cuestión de imagen comercial o en el fondo por el
precepto meritocrático de que si te va mal, el culpable sos vos.
Dejando de lado los datos duros, lo que podemos
ver a simple vista, es que el vecino, la vecina de a pie, continua eligiendo
los “comercios de siempre”. La confianza que inspira el puesto de diarios de la
esquina, la carnicería del barrio, la librería de a la vuelta; y, en mayor o
menor medida, sigue siendo la fuente de resistencia de los comercios que la
pelean todos los días. Sin embargo, parece que solo con la lealtad a los
nuestros no alcanza. Con un dólar a $45, con las tarifas de los servicios
públicos y la nafta dolarizada, es una verdadera epopeya hacerle frente a una
economía recesiva. Es así como estos factores no solo impactan en lo
estrictamente económico, sino también en el ánimo de los vecinos, y los
comerciantes. Pocos y pocas son los que se pueden imaginar un futuro con esperanza si es que no hay cambios
en el modelo económico que prima hoy día.